Dos familias, dos secretos, un pasado.
A veces el destino juega pasadas extrañas, y solo somos los peones en el gran tablero.
Y ahí estaba el, Louis Tomlinson, parado frente a quien seria su destrucción, una muy bella destrucción.
Un joven incapaz...
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Me estaba mirando con eso ojos tan característicos que llevaba años sin ver. Con esa mirada con la que solía observarme tiempo atrás.
Estaba bastante cambiado. Su cara parecía mucho mas madura y sus brazos estaban cubiertos por tatuajes, dándole un aspecto mucho mas intimidante. Sus largos rulos caían en sus hombros, en un peinado bastante relajado.
Su mirada se fue intensificando, como si pudiera matarme con sus verdes ojos. Estos parecían dagas sobre mi, y pude ver como se tensaba su mandíbula cuando se dio cuenta que yo también lo estaba mirando, como si mi simple presencia en ese lugar le estuviese quemando por dentro.
Se alejo de la gente con la que estaba reunido, mostrando calma ante ellos y excusándose de alguna manera. Una chica quiso seguirlo, pero este la rechazo abruptamente.
Se acerco muy lentamente hacia mi, como si cada paso que daba fuera un paso hacia su peor pesadilla.
Me miro de arriba abajo con una expresión enojada, mientras que mi cigarrillo se consumía en mi mano. Yo le devolví la mirada.
"Tienes 5 segundos para correr" – me dijo clavando sus ojos esmeralda en los míos "O vas a lamentarlo".
"¿Que te hace pensar que lo haría?" – contrataque sin sacarle la mirada
El era mucho mas alto y grande que yo, pero no me intimidaba, nunca lo había echo.
"Lo harás si sabes lo que te conviene" – contesto, posando una de sus manos en el barandal detrás de mi, atrapando mi cuerpo contra el suyo.
"¿Crees que te tengo miedo?" – le dije sin titubear, con mis ojos clavados en los suyos, los cuales reflejaban furia.
"Deberías, Tomlinson" – se acerco a mi oído – "Sabes que no me gusta que mis enemigos se me sirvan en bandeja de plata"
"Tranquilo Styles" – ladee una sonrisa – "No querrás armar un escándalo".
"Oh... sabes como me gustan los escándalos, chiquito" – me devolvió la sonrisa, la cual poseía el doble de sarcasmo que la mía.
Odiaba ese apodo.
"Lo se, pero este club esta dentro de mis fronteras, mi banda esta aquí, el lugar es nuestro"
"Mira que casualidad" – rio – "Mi banda también esta aquí, en la misma ciudad" – bajo sus ojos hasta mi cuello – "En el mismo club" – lo cual me hizo reaccionar.
