Capítulo 5: Sin Anestesia

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El viernes por la tarde Mandy llegó a mi casa con una gran mochila parecida a las que se usan para ir de acampada.

- ¿Vamos a escapar del país o por qué la mochila de montañés?- dije con sarcasmo.

-JA-JA- dijo Mandy con sarcasmo también -vine a hacerte compañía hasta que tu tía vuelva, no creo que debas estar sola si eres nueva aquí, además tenemos que salir y llevarte a conocer la ciudad.

-Bueno, en teoría venía a visitar a mi tía varias veces al año con mi madre cuando era pequeña, así que no soy tan nueva en la ciudad.

-No arruines mis planes Katheryn- dijo Mandy entrecerrando los ojos.

-Bueno, no diré más.

-Gracias- dijo sonriendo.

Mandy se instaló en mi habitación y comenzamos nuestro fin de semana viendo películas y cenando pizza.

El sábado por la mañana salimos a desayunar fuera y después fuimos al parque Monrasell a pasar el rato. Después de unas horas yendo de aquí para allá por toda la ciudad y pasando por todos los centro comerciales, llegamos a casa cargadas de bolsas y cosas pequeñas para decorar mi habitación. Mandy me había convencido de comprar ropa, zapatos, chucherías y algunas cosas para mi habitación. La noche la pasamos decorando y ordenando todo en el clóset. La verdad Mandy tenía buen gusto en todo, la ropa me había encantado, no era al 100% mi estilo, pero me gustaba, y mi habitación había quedado muy bien, con unas cuantas luces en la pared, algunos portarretratos donde puse fotos de Adri, mi mamá, mi papá y ahora de Mandy también, algunas pegatinas para pared, cortinas de un color azul pálido y unas cuantas cosas más habían cubierto las paredes y me hacían sentir más en mi habitación.

-Tengo hambre- dio Mandy cuando por fin terminamos.

- ¿Sándwich?

-Me leíste la mente- sonrió.

Bajamos las escaleras y nos dirigimos a la cocina, sacamos todos los ingredientes del refrigerador y nos pusimos manos a la obra. Mi celular sonó y en la pantalla leí Sam. El viernes por la mañana me había llamado para decirme que no podría visitarme el fin de semana porque tenía mucho trabajo atrasado de la escuela y tenía que terminar antes del domingo. Tenía muchas ganas de verlo, pero entendía que nuestra relación a veces debería basarse en llamadas telefónicas o videollamadas de vez en cuando.

-Tengo que contestar, ahora vuelvo- le dije a Mandy.

-Está bien- dijo ella metiendo los platos al microondas.

Subí las escaleras hasta mi habitación, cerré la puerta y contesté.

-Hola- dije algo desanimada.

-Hola linda- dijo Sam desde el otro lado de la línea. Sonaba cansado y algo frustrado. Me pregunté si algo malo había pasado o si sólo no quería hablar conmigo.

- ¿Todo bien? Te escuchas algo raro.

-Estoy bien, sólo necesitaba oír tu voz.

Sonreí. Tenía una forma tan simple de hacerme sentir feliz que me sentía tan tonta cada vez que lo hacía.

-Te extraño mucho- contesté con algo de melancolía.

- ¿Qué vas a hacer mañana?- contestó de repente.

-Ammm, bueno, una amiga vino a quedarse conmigo el fin de semana, así que pasaré el día con ella.

-Voy a ir a verte, pedí el lunes para quedarme todo el día contigo.

Mi corazón latía a mil por hora, la emoción me inundó y tenía una boba sonrisa de oreja a oreja.

- ¿En serio? ¡Qué gran noticia! Me muero por verte Sam.

Nada Es Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora