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No podía escapar de aquél oscuro sótano, sentía las miradas de todos puestas en ella y sobre todo una cristalina que se notaba confusa y a su vez llena de rabia, en el fondo quería llorar

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No podía escapar de aquél oscuro sótano, sentía las miradas de todos puestas en ella y sobre todo una cristalina que se notaba confusa y a su vez llena de rabia, en el fondo quería llorar.
Ella solo sonreí, una sonrisa tonta y arrogante puesto que la situación se le hacía divertida aunque se tratara de alto muy serio.

—Entonces nos engañaste a todos.

El ser alto caminaba de un lado a otro analizando la situación, aunque él ya lo sabía debía pasar desapercibido en ese momento en donde los nervios estaban a flor de piel y todos se encontraban confundidos.

—Fingir ser otra persona, mataros...Todo era un plan, no podéis decir que no ha sido un plan fantástico.

—Eres una...

Jeff ni si quiera tenía el valor de insultarla, pensaba que a pesar de ser cruel siempre se mantuvo a su lado, cosa que aunque le llegó a agobiar, al saber de quién se trataba solo se sintió como si un ángel le cuidara.
Más parecido a un demonio.

—¿Por qué nos hiciste esto?  No, ¿¡Por qué a mí?! Te ayudé siempre que lo necesitabas, solo jugaste conmigo sabiendo todo lo que pasaba por mi mente. ¿¡Por qué?!

No podía contener los sollozos, llamaba la atención a los demás que nunca habían visto a Jeff llorar, mostrar sentimientos que no fueran negativos puesto que estaba mostrando algo más.
Jane solo se levantó como pudo por culpa de las cadenas, sonriendo de forma burla.

—Esto es tu culpa, tu culpa fue que existiera Jane The Killer. Todo esto no debió pasar, si no hubiera sido por que te salió de los huevos ser un puto asesino y llevarme contigo no estaría pasando esto a día de hoy.

—¿¡Yo?! Tú parecías querer exterminarnos, ¡Tu actitud no debería ser así! No me toques las pelotas, Jane.

Aquella actitud que cambió tan rápido como una ráfaga de viento solo hizo poner los nervios a flor de piel al más alto ser y este solo tuvo más opción que sacar sus tentáculos de forma amenazante, apunto de ahorcarlos como los viejos tiempos.

—¡Basta! Jane, si trabajas para los humanos te mandaremos con ellos. No queremos más bajas.

Jeff se apartó un poco de ella, eso sería imposible.

—Y Jeff irás con ella para controlarla.

—¿¡Cómo?!

Lo negaba.

(☁️...)


Y aunque se negara no tuvo opción, cuando dejó su maleta sobre el suelo se quedó observando la pequeña casa que tenía delante de sus ojos, los grillos nocturnos reflejaban bien lo cortado que se sentía en esa situación. ¿Así podían subsistir los humanos corrientes? Parecía que sí y debía ser molesto.

Al entrar y encender la luz pudo ver que no estaba tan mal, eran especiales a su manera, desquiciada manera y no podían pedir nada más, sobre todo si fue dando por el jefe de Jane.
Directamente se sentó en el sillón cansando del recorrido por la oscuridad de la noche.

—Jane, que sepas que vamos a tener normas en esta casa, me arrastraste tú conmigo.

—Ajá, te obligaron y solo para ser mi perrito guardián ¿Verdad? Guau guau. Cierra el pico.

Sonrió y se fue a la habitación, desgracia de suerte que tuvo al ver que solo había una cama grande. Se sentía en una película de romance y comedia mal hecha y cliché, no pudo evitar suspirar profundamente.
Agarró una de sus camisas más anchas y el abrigo.

—O duerme él en el sillón o lo hago yo.

Susurró para sus adentros y salió de la habitación encontrándose con un Jeff roncando en el sillón, parecía un viejo puesto que solo pasaron segundos y ya estaba totalmente en estado de descanso profundo.
Empujó con fuerza la mesa ratona con su pie haciendo que diera justo en la pierna del contrario que despertó con algo de dolor.

—No jodas, ¿Vas de fiesta a estas horas?

—Al trabajo, yo al menos lo hago.

Y tan rápidamente fue que se levantó que por unos segundos pensó que caería al suelo de nuevo, acomodó su ropa y abrió la puerta de casa esperando a que la joven cruzara.

—¿Disculpa? Jeffrey sé que tienes nombre de mayordomo pero no te lo tomes tan enserio.

—No estúpida, voy contigo. Me pegaré a ti como un chicle a tu pelo, si soy un perro soy uno de calidad y me voy a pegar a tu culo.

Esas palabras le parecieron repulsivas a Jane.

—Gracias por no cambiar en ser tan repulsivo.

—De nada.

El camino fue silencioso, Jeff tenía que procesar toda la información de un solo día que lo dejó en shock.

Jane se suicida, empieza genial; Después de un tiempo conoce a una chica que comienza a matar a los de su clase, amigos u compañeros sin motivo alguno; Tras una amistad o algo parecido aparece Jane; La chica resulta ser Jane; Ahora como trabaja para los humanos la echan por miedo a que vuelva a atacar contra ellos y encima le ponen como un vigilante así que se va con ella.

La convivencia iba a ser difícil.

—No admiten animales, así que chao cariño, te veo mañana.

—Ajá no me llames así, zorra.

Así es como comenzó lo que sería una agonía.

—Te quiero, zorra...

—Te quiero, zorra

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Hemotoxin-

Suicide k!ller//Jane T.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora