Crímen en la ciudad de New York

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El 16 de junio de 1996 eran alrededor de las 4:00 p. m. cuando en el banco principal de la ciudad de New York ocurrió una gran explosión, todos corrieron con miedo de perder sus vidas. Minutos más tarde llegó la policía y los bomberos para examinar los daños y descubrieron que fue un robo, ya que la explosión fue directamente para romper la puerta de seguridad de la bóveda pero... ¿quién lo hizo? Jean François Chausson, alias Disfráz, de origen francés. Uno de los criminales más buscados de todo el mundo.

Desde que la policía se enteró que fue él quien atacó el banco publicó alertas por todo Estados Unidos; aeropuertos, muelles, y todos los lugares fueron alertados. Pero claro, Jean François Chausson era el maestro del disfráz, eso haría más difícil su busqueda y la población tenía que colaborar, pues si no lo hacía correría un grave riesgo con este criminal quien era también el maestro de la estafa, aun así la busqueda era difícil. El banco admitió que tenía grandes pérdidas y cientos de cosas que hacer y arreglar, por ejemplo: tenía que mejorar la seguridad, reparar los daños del edificio y cubrir el dinero que se había robado este peligroso criminal, al menos los empleados salieron ilesos pues si no era así era otro gasto más para el banco.

Días después del robo, la policía recibe noticias sobre Jean François Chausson. Las noticias fueron que el criminal había escapado de Estados Unidos y voló hasta Nicaragua. Después de saber esto, la policía emprendió la busqueda por todo el territorio nicaragüense, y pudo hallar a uno de los complices del robo.

Le dieron dos opciones, la primera era que si confesaba, podían hacer que se rebajara la condena, la segunda era que si no confesaba podía ser cadena perpetua. El criminal escogió la segunda opción, pues sabia que si decía algo, lo matarían y si no decía nada sus compañeros lo sacarían de una forma u otra.

Después de quedar todo claro, que el criminal prefirió no confesar; la policía decidió seguir la busqueda y enviar al criminal a Estados Unidos. Al parecer, los compañeros de este criminal se enteraron de lo ocurrido e hicieron un plan de como raptarlo de la cárcel, antes de que lo llevaran a Estados Unidos.

La noche antes de que fuera enviado a Estados Unidos, sus compañeros de crímen, junto con su jefe, Disfráz, buscaron puntos estratégicos e irrumpieron en la cárcel, raptando así a su compañero y huyendo. La policía alertó a todos los policías de la zona, pero los criminales se adelantaron y hulleron de todos. Ya estaba comenzando a salir el sol cuando los oficiales nicaragüenses de la cárcel de mácima seguridad en la que estaba el criminal reportaron lo ocurrido a la policía estadounidense.

La fuerza armada se enfureció enormemente, así que con toda la furia, enviaron más tropas de refuerzo para la busqueda de los criminales que han cometido este crímen tan terrible. Pero estos criminales tan astutos hicieron un buen plan y decidieron huír a otro país; huyeron a Panamá, un lugar donde era mucho más fácil escapar.

Ya era 1 de julio de 1986, habían pasado 15 días del robo del banco, los criminales ya habían escapado de la policía en Estados Unidos y Nicaragua, ahora les queda ver que pasa en Panamá.

El 3 de julio los criminales planeaban una estrategia de escape tan perfecta que la policía nunca los encontraría, o al menos eso pensaron ellos. La policía estaba tan indignada que recordó que le habían puesto un localizador al prófugo mientras dormía; tan rápido como pudieron, tomaron la labor de localizarlo. Los oficiales de la base gritaron "¡bingo, ya lo tenemos!", informaron a los oficiales de las otras bases y rápidamente planearon la emboscada, eran las 2:00 a.m. del 4 de julio cuando... ¡CABUM! Ya estaban atrapados los criminales junto con todo el dinero que robaron.

Informaron a los demás policías que estaban en Estados Unidos, ellos dieron medidas de seguridad. Las medidas fueron que ningún policía durmiera hasta que llegara el avión de la armada estadounidense. La policía panameña, un poco abrumada, siguió las instrucciones de la policía estadounidense. Hasta que finalmente llegó el avión de la armada, repleto de militares para que ninguno escapara.

Llegaron a Estados Unidos, los oficiales que estaban en espera de la llegada de los criminales, salieron a recibirlos para trasladarlos a una cárcel de máxima seguridad; vigilada por todas partes y como punto principal sus celdas.

Al día siguiente se llevó a cabo su juicio, donde el juez no tuvo compasión con los nefastos criminales. Dictó una sentencia severa para ellos. Esto fue lo que dijo el juez: "Por este crimen tan atroz cometido por Jean François Chausson, alias Disfráz (cabecilla del crímen), Hollande Lapontaine, Charlie Exúpery, Baptiste Lavosier y Phileas Cambridge. La sentencia será 40 años de cárcel y sin derecho a fianza. ¡Caso cerrado!"

Los medios de comunicación presentaron todo lo que había pasado y todos sintieron paz al saber que los criminales estaban tras las rejas. El banco recuperó el dinero de la bóveda, y con el tiempo pudo reponer las pérdidas.

Así pasó el tiempo, New York vivió feliz y sin crímen en la ciudad.

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