━𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈: El Invierno Eterno llega a su fin

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CAPÍTULO VII
❛El Invierno Eterno llega a su fin❜

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Victoire había perdido la cuenta de cuánto tiempo había pasado sentada sobre el suelo del trineo de la bruja

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Victoire había perdido la cuenta de cuánto tiempo había pasado sentada sobre el suelo del trineo de la bruja. Habían abandonado su fortaleza por la mañana, cuando el sol solo empezaba a salir por el horizonte, y ya era bastante tarde. Apenas sentía las piernas, que se habían pasado horas y horas en la misma posición, y estaba muerta de frío por culpa de la nieve que se había posado sobre ellos una y otra vez ―no tenía sentido intentar quitársela, pues en cuanto lo hacía una nueva capa empezaba a cubrirla. A su lado, Edmund temblaba como si estuviera hecho de gelatina.

⠀⠀Victoire aún sentía dolor por todo el cuerpo. Se había bajado las mangas de la camiseta todo lo que había podido para ocultar sus brazos. No soportaba verlos en aquel estado. Con solo un pequeño vistazo a las marcas moradas, las lágrimas acudían a sus ojos sin hacerse de rogar, y no pensaba llorar frente a la Bruja Blanca.

⠀⠀No había parado de nevar durante horas, aunque a Victoire le daba la sensación de que la nieve solo les acompañaba a ellos, mientras que en el resto del mundo el tiempo era mejor. Era horrible. Después de aquella experiencia, no querría saber nada más sobre nevadas en mucho, mucho tiempo.

⠀⠀Claro, eso siendo positiva y creyendo que algún día podría escapar de la bruja.

⠀⠀Todo parecía igual de blanco, hasta que, de pronto, dejó de serlo. La espesa nieve que había cubierto el suelo horas atrás estaba empezando a derretirse y el trineo ya no podía moverse a la velocidad de antes, y tanto Victoire como Edmund notaron que hacía menos frío. El ritmo fue aminorando poco a poco y, en un primer momento, parecía que la culpa era de los renos, que estaban cansados. Sin embargo, aquel no podía ser el motivo por el cual ya no se desplazaban rápido. Daba igual lo mucho que Ginarrbrik azotara a los animales con su látigo ―Victoire apretaba los dientes cada vez que lo veía hacerlo―; estos no podían acelerar. El enano gritaba a los renos continuamente, y el trineo parecía hacer un ruido extraño, además de que se resbalaba sobre el suelo. De pronto, el carruaje se paró de golpe.

⠀⠀Victoire frunció el ceño, extrañada. Todo estaba en silencio, incluso la bruja, aunque no lucía muy contenta. Entonces, los dos niños se percataron de algo: un débil ruido se hacía oír en el ambiente. La francesa agudizó el oído y entonces lo escuchó con claridad. No debía de provenir demasiado lejos de allí, pero estaba claro que se trataba de agua corriendo en riachuelos y arroyos. Además, aunque no podían verlo, a tan solo tres o cuatro millas de distancia del lugar donde el trineo se había quedado estancado, el Gran Río, libre de sus ataduras heladas, transportaba agua en dirección al Sur. Aquello solo podía significar una cosa: el Invierno Eterno había llegado a su fin, dando así paso por fin a la primavera.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2023 ⏰

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