Capítulo 14

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[ R e a l i d a d ]

El camino a casa de Beatrice era totalmente oscuro, los grandes edificios en ruinas; le tapaban por completo la luz al pequeño lugar, y las calles en mal estado, las casas destruidas eran peor.

No podía siquiera imaginar como las personas vivían aquí, si quiera lo hubiera imaginado en algún momento.

Miré el lugar que me señaló y era una pequeña casa de un piso color café, pero un café bastante opaco, miré las paredes llenas de grafitis y fruncí el ceño al ver dibujos vulgares.

Las personas que caminaban en la zona nos miraban... o tal vez al automóvil de mi padre.

—Ellos nunca han visto un auto como este por aquí.

Escuche decir a Beatrice con temor. Al encontrar un lugar vacío en la calle me estacioné y apagué el motor, pero poco después de que el ruido que emanaba se hubiera disipado por completo se sentía un aura triste en el lugar, no era el sonido era el ambiente. Un ambiente que incluso sería fácil de pintar en un cuadro blanco, por que la escala de colores era de gris a negro, no había color por aquí, no había vida...

—Temo por tu automóvil, en cualquier momento podrían llevarse piezas o maltratarlo, Adrianna—miré a Beatrice con una mueca asombrada.

—Sí pasa eso, padre me castigará...—dije sin pensarlo... Después caí en cuenta que mi padre estaba lejos, y yo estaba aquí, en un lugar completamente diferente. Que él estaría echo un desastre como la vez que mamá se fue, esa vez donde estaba encerrado en su despacho, mirando fotos de ella.

—Está bien, te entiendo. Verás que la salvaremos y lo volverás a ver—miré a Beatrice con los ojos llenos de lagrimas, a pesar de lo borroso que mi vista estaba, miré su preocupación en sus ojos...

—Gracias—susurré con la voz ronca.

—Ahora iremos a dentro que me muero de frío—río y la imité limpiando mis ojos.

Al bajar del auto miré con temor todo, no podía dejar de decirme: ¿que es lo que hago aquí?

Y me lo respondía yo misma: Salvándome y salvándola a ella. Y después venían los recuerdos de mi prima y yo de niñas jugando de pequeñas, riendo y cuánto nos encantaba dibujar.

Beatrice se dirigió a la puerta de su casa y sacó una pequeña llave de su bolsillo trasero. Cuando la puerta se abrió y ella se adentró y me miró con las cejas alzadas para que entrara; se sintió extraño.

Cuando entré la casa era totalmente diferente por dentro, habían cómodos sillones de cuero negro; desgastados pero muy bien cuidados, la casa era pequeña pero el aura se sentía cómoda y relajante, todo estaba completamente ordenado.

—Perdona si es demasiado pequeño...

—¡Oh no!, es completamente perfecto—le sonreí para tranquilizarla.

Claro que no le diría que el lugar no era nada igual a donde vivía, mi casa era lo de mil veces esto, pero por supuesto no me burlaría o la haría sentir menos, ella está dando mucho por mí y lo menos que puedo hacer es comportarme.

"Se una chica educada" La voz de mi madre pasa como un susurro por mi mente; suave y delicado, y de un momento a otro me incorporo mas de lo que lo hago, hace mucho que no escuchaba su voz...

.•*

Estábamos las dos aquí esperando en un oscuro lugar–me atrevía a decir que mucho más peligroso que aquellos que ya había visto–, en el cual Alessandro nos había citado.

El lugar era un callejón que olía bastante mal, distinguía el olor metálico de sangre y eso me hacía querer huir lo antes posible, pero no, estaba aquí, buscando salir de la pesadilla de mi vida, no de un chico y un nuevo mundo completamente diferentes a mi, no.

¿No podía ser más peligroso un temible chico que esa llamada que cambió mi vida?

¿O si?

Recordé de pronto a la amable y hermosa madre de Beatrice, tenia una enorme sonrisa cuando vió a su hija, como si hubiera estado tan preocupada y al verla, le hubiera regresado el alma al cuerpo. Eso fue completamente hermoso, no podía dejar de repetir esa escena en mi mente, parecía clavarse con fuerza... Su madre, no la mía.

Y después estaba una pequeña niña de unos doce años idéntica a Beatrice pero con unos enormes ojos verdes, su nombre es Bonnie, fue tan linda mostrándome sus dibujos de su madre y su hermana, incluso jugamos un rato; hasta que Alessandro le llamó a Beatrice.

Nos había citado aquí, Beatrice me había dicho que él dijo que: "mientras más rápido, mejor resultado".

Tal vez así funcionaba esto.

Pero yo me moría por ver de nuevo a Ross.

Y sus ojos aparecen.

Los de él.

• • •

cerezaytristeza

¿Quienes ya cayeron por nuestro Alessandro?

Él es más que un chico malo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora