˖°Douce Brillance *・☪︎·̩͙

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Bajo la tenue luz de la luna, un joven de cabellos dorados contemplaba su bello reino. Sus ojos se posaban el las pequeñas luces color bronce del pueblo, las cuales eran encendidas como festejo de su vigésimo primer cumpleaños.

Edad en la cual asumiría como Rey.

Esa misma noche sería su celebración. Un baile de máscaras se daría en el salón principal del castillo, donde elegiría una joven con la cual se casaría para por fin poder tomar el lugar de su padre.

Una situación tan irreal para la mente del bello príncipe.

Pues a pesar de ser uno de los pasos más importantes en su vida, no era lo que el quería. No lo hacía feliz.

Quien mirara atentamente a sus ojos tristes comprendería que estaba sufriendo. Porque él ya estaba enamorado, y no de una mujer.

En una de sus tantas salidas a visitar su amado reino, conoció a alguien. Un hombre alto y fuerte, con una sonrisa encantadora y una personalidad brillante. Un amable y humilde joven de ojos soñadores.

Al inicio solo fue una simple curiosidad, él solo quería saber quién era ese precioso hombre que se sentaba en las esquinas de las calles y pintaba su alrededor con tanta pasión.

Era arte creando arte...

Y así siguieron días que se convirtieron en semanas, y semanas que se convirtieron en meses.

Meses que solo se dedicaba a observar como el hombre pintaba sus cuadros con tanta afición que lo emocionaba.

Pero no se quedaría allí, viendo como mujeres y hombres podían hablar con él, contemplarlo de cerca y oír su suave risa.

Por lo que una tarde, luego de sus prácticas, escapó del castillo totalmente cubierto para no ser reconocido, y corrió hacia donde siempre estaba ese lindo muchacho.

Y al llegar lo vio, tan impecable como siempre, dando suaves pinceladas a su pintura, la cual podía notar que apenas había comenzado.

Con seguridad se acercó, se posó frente a él y retiró su capa, dejando ver su rostro.

Por primera vez cruzaban miradas, los ojos del contrario brillaron al ver al rubio frente a él, mientras que este sonreía al verlo tan embelesado con su persona.

Ese fue el primer encuentro de tantos otros.

Casi todas las tardes, el príncipe escapaba de su hogar para ver al pintor, quien había descubierto su nuevo pasatiempo favorito, que era retratar al de cabellos dorados.

Al principio fue solo una bella y extraña amistad, que se había formado con dulces miradas y cortas oraciones. Pero el tiempo paso y ambos descubrieron que sus corazones se aceleraban por el otro.

Ya no podían ocultar sus fuertes sentimientos que eran transmitidos con sutiles roces y sonrisas tímidas.

Por lo que esos amigos se convirtieron en amantes.

Amantes prohibidos. Mal vistos ante el reino y la sociedad completa. No solo porque uno de ellos pertenecía a la realeza y el otro era un simple plebeyo, sino que se trataba de dos hombres.

No obstante, en ningún momento les importó. No se separarían solo por una sociedad de mente cerrada e ideas equivocadas. Y de esa forma un amor inquebrantable surgió, convirtiéndose en una unión tan poderosa que había unido sus almas en una sola.

El príncipe Park no se rendiría hasta que su amor por Jeon dejase de ser una aventura a escondidas de su familia.

Y esa noche lo haría.

Clair de Lune | Kookmin OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora