Capitulo 75.

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Mónica.

Me quedo de pie, mirando fijamente la puerta con el número 42. Dispuesta a marcharme después de haber tocado el timbre hace unos minutos y no recibir respuesta. Decidí escuchar a mi corazón y ahora estoy pensando que no fue buena idea venir hasta aquí.

De seguro está con otra y ya no quiere saber más de tí.

La realidad me golpea y duele. Cuando voy a darme la vuelta para empezar a caminar, la puerta se abre y me quedo sin aire al verlo frente a mí. Sin nada más que un pantalón de pijama, su cabello está revuelto y unas gotas de agua se deslizan por su pecho. Esa imagen es suficiente para que mi corazón salte como loco contra mi pecho, amenazando con salirse.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con el rostro inexpresivo y la voz lejana.

Ahora sí no me quedan dudas de que no debí venir. Él ya no quiere verme —Yo... —intento decir algo, lo que sea, pero no sale nada de mis labios.

Vamos a tener un hijo —no soy capaz de pronunciar las palabras. Soy una cobarde.

Giro para marcharme, ya sabiendo que es demasiado tarde, pero me vuelvo otra vez y sin resistirme me lanzo sobre él y lo abrazo. Al menos quiero sentirlo cerca por última vez, antes de irme.

Su cuerpo se tensa ante mi toque por un momento, pero luego parece rendirse al abrazo y siento sus manos alrededor de mi cintura.

Lo abrazo fuerte con temor a que se vaya de mi lado y mi rostro se empapada de lágrimas. Nos quedamos callados por un largo rato y solo lloro con mi rostro enterrado en su pecho, sintiendo su olor y su calor. Quiero que estemos así para siempre.

Lo amo tanto y eso nunca cambiará.

Quito mi cabeza de su pecho para mirarlo a la cara, notando que sus ojos se han cristalizados.

—Ya lo sé todo, Lucas —rompo el silencio —Sé lo que ha pasado con esa niña.

Dándome la espalda, él camina dentro de la casa y yo voy tras él —No hay manera de que lo sepas todo sin que me odies.

—No te odio. Yo... sólo estaba furiosa y herida por todo lo que había pasado, pero no te odio.

Él camina con prisa hacia la habitación como si estuviera huyendo de mí y lo sigo —Y lamento haberte dicho todo lo que te dije.

Él se vuelve y me enfrenta cuando llegamos a la habitación —Mónica, no quiero que me odies, pero tengo que contarte toda la verdad.

—Ryan ya lo hizo y yo le creo.

Él toma mi rostro entre sus manos y niega con la cabeza, mirándome a la cara —Creeme que lo de Angie no es nada, en comparación a lo que te hice.

¿Lo que me hizo a mí? ¿De qué me está hablando? Si se refiere a lo de Kim tampoco lo creo.

—Lucas...

—Mónica, yo aposté con un amigo llevarte a la cama por doscientos dólares.

Las palabras salen de sus labios como cuchillos afilados que van directo a mi corazón despedazandome. Me echo hacia atrás, apartándome de su toque y choco con el borde de la cama, cayendo sentada sobre esta.

Todo se trataba de una apuesta. Él me llevó a la cama sólo para conseguir doscientos dólares. Que ilusa fuí al pensar que alguien como él podría sentirse atraído por una persona como yo.

Otra vez estoy al borde del llanto, pero me hago la fuerte y me contengo para no dejarle ver la magnitud del daño que me hace.

—Mónica, te amo —susurra.

Tú, eres mi perdición. #prettyawards1e #UniversalAwards2021#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora