Peones, torres y reinas

5 0 0
                                    

La audaz daga de Cole volvió a incrustarse en la pared tras ser lanzada. Estaba claramente estresado e insomne, por lo que había decidido practicar su puntería un rato.

Mientras lanzaba, su cerebro trabajaba a toda máquina tratando de idear una estrategia, plan o cualquier cosa que lo sacara del lío en el que estaba metido.

Realmente le daba igual lo que hiciera Denim. Para Cole, él era un simple criminal con delirios de grandeza. Pero, si no se libraba de él, se convertiría en un muy molesto dolor en el trasero

Arrojó la daga una vez más y su teléfono sonó justo cuando esta se clavó en la pared.

—¿Qué?—dijo secamente en lugar de saludar. No importaba quien le llamara, esa era siempre su respuesta habitual.

—Escuché por ahí que estás en problemas—ronroneó una voz familiar al otro lado de la línea.

—¿Yellow?—preguntó Cole contrariado—son las dos de la mañana ¿qué carajos?—hizo una pausa—¿cómo te enteraste?

—Las noticias vuelan en estos días— respondió Yellow con una nota de sarcasmo en su voz—¿qué tan grave es? ¿quiere tu cabeza en un palo?

—Solo quiere que regrese—bufó Cole—es por estas cosas que odio el trabajo en conjunto.

—Es ahí donde te equivocas, no es un trabajo en conjunto, es una mafia, ellos creen que es una familia, así es como funciona—Cole casi pudo sentir la curvada sonrisa de Yellow ensanchándose—puede definirse como un juego de ajedrez, así es como operan.

Entonces algo hizo 'click' en el el cerebro de Cole.

—Pasaré a buscarte en media hora—dijo con determinación.

—Tienes un plan ¿cierto?—replicó Yellow emocionado.

—Claro que lo tengo.

Con una sola calada, Yellow llegó hasta la mitad del cigarrillo. Se retiró el teñido cabello del rostro y al levantar la mirada reconoció la fantasmal figura de Cole acercándose.

Se subieron al auto y tomaron la autopista.

—Me gusta tu iniciativa, pero llevas media hora sin decir palabra—expuso Yellow—¿a dónde vamos?

Cole apartó la vista del camino y escaneó a Yellow fugazmente.

—¿Recuerdas como jugar al ajedrez?—le preguntó Cole suavemente.

—No mucho, apenas si conozco las reglas—respondió él.

—Bien, pero sabes que es un juego de estrategia ¿no?—continuó y Yellow hizo un sonido aprobatorio—sabes como ganar ¿verdad?

—Se supone que debes derribar a la reina, si no me equivoco—dijo Yellow—claro, si es que logras acercarte a ella.

Cole rió por lo bajo y redujo la velocidad.

—Es cierto—afirmó cuando detuvo el auto—Sin embargo, hay un solo patrón a seguir si quieres derrotar a tu oponente en tiempo record.

El oxigenado miró a Cole sin entender muy bien a qué se refería.

—Primero acabas con sus piezas de ataque, sus alfiles, sus torres y peones—Cole dio un suspiro—y finalmente tomas a la reina, simple ¿no es así?—abrió la puerta del conductor—cinco o seis movimientos y misión cumplida.

Yellow guardó silencio.

Se bajaron del auto a la mitad de una carretera desierta.

—¿Donde rayos estamos?—Preguntó Yellow un poco descolocado.

WRATHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora