Parte única

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María era Maria; Pero al mismo tiempo no era.

Era María, por alguna considencia absurda relacionada con su madre, pero también era Mary Sue, estudiante de moda del presente (o futuro si tenemos en cuenta que se encontraba en el pasado de momento), la que leía, tenía un puñado de amigos, amaba comer el relleno de las oreo por separado y en general era bastante normal.

Tenía en claro donde estaba la línea que la separaba de María Antonieta, la austríaca, la de los vestidos glamorosos y la inocencia contraproducente.

Pero esa línea parecía desdibujarse cada que el conde Fersen le sonreía con esos ojos galantes y se le formaban esas pequeñas y encantadoras arrugas a los costados de la boca. Esas que tienen las personas que sonríen a menudo.

Se le escapó otro suspiro, uno más de los miles que había soltado ya.

"María si sigues suspirando así se te va a salir el alma y no tendré Maria para conversar"

Gabrielle intenta animar.

Pero no hay caso esta vez; no lo hay porque la amarga certeza de que la historia terminará en algún momento le roe las entrañas como el eco de un fantasma insistente.

Porque Fersen ama a Maria y aunque de momento sea ella, no lo es en realidad y Fersen es un personaje ficticio sacado de algún libro de historia francesa que volverá allí una vez acabe con el y ya no tenga motivos para buscarlo en los jardines del palacio de Versalles.

Y ahí va otro suspiro acongojado.

"Maria, ¿Qué te parece si hoy vamos a caminar?"

Gabrielle intenta otra vez.

Pero Fersen, Fersen, Fersen...

Ni siquiera le gustaba al principio. Porque su insistencia en su amor incondicional a Maria le recordaba precisamente que nunca sería ella y porque se sentía responsable de cargar con su amor unilateral cuando no estaba interesada (Le gustaban más los hombres ariscos como el impenetrable Lafayette para ser justos).

Entonces desequilibro su tonto corazón con esa forma especial de realmente escucharla cuando más lo necesitaba y le sacó más de una sonrisa con sus ocurrencias y sus bromas relajadas.

"Si, Gabrielle, un poco de aire me haría bien"

Como si el destino le diera una señal, sus pasos ausentes la llevan a él una vez más, incluso la normalmente despistada Gabrielle entiende el halo de atracción tan mítico entre ambos, como si de un hilo rojo se tratase que los une por el meñique, y se excusa con su sonrisa de ratona, para darles a ambos un poco de espacio (Y cerciorarse de que nadie esté lo suficientemente cerca para verlos, la mejor amiga que alguien pudiese desear).

Y se toman de la mano en algún momento (porque es tan inevitable entre ambos)

Y caminan más allá del palacio, tras los arbustos (Porque para hablar de pasado sólo pueden existir ellos)

Y ella deja de pensar al menos un rato, el mejor rato.

Para luego volver a ser Mary Sue, abrazando la almohada en su cuarto, demasiado perturbada para dormir, preguntándose si podría extender aquél cuento unas páginas más, sólo para poder estar a su lado en algún final.

*Suspiro* {Fersen x Mary[Tu]}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora