CAPÍTULO 110

20 1 0
                                    

-Ni modo, chicos- Ladeó la cabeza resignándose a las poco placenteras opciones con las que contábamos. Mi prometido prosiguió... -Antes de irme a Brasil me mudé a una casa mucho más grande y tiene suficientes cuartos para todos. Se pueden quedar allá todo el tiempo que quieran mientras terminan de arreglar sus asuntos.

Dinah abrió la boca asombrada.-¿Por qué no lo habías dicho antes?- Exclamó con carisma.

-¡¿Entonces qué estamos esperando, hermano?!- Formuló Thomas emocionado.

-En vista de que no hallamos una pronta solución...- explicó alzando las palmas de las manos en señal de que no había mucho más qué hacer.

Caminamos hasta un parqueadero privado que quedaba cerca de aquel lugar, en donde Derek y yo habíamos dejado su Mercedes.

-Woah- exclamó Harry al ver su lujoso auto.

-Ya sabemos porqué Taylor quiere a Derek- Musitó Lauren y todos rieron.

-Yo no soy tú, querida- Le respondí subiéndome al asiento del copiloto, y después todos partimos para su mansión.

~

-¡Demonios, esto parece un castillo!- Exclamó Harry.

Yo reí jocosamente. -Por eso me gustó tanto.

-¡JA! Te delataste- Gritó Lauren insinuando decirme que era una interesada.

-Pues... sí. Realmente no te voy a mentir: Compré esta mansión porque Taylor la amó; quería complacerla al menos en eso.

-Demonios, qué maldita suerte tienes, Taylor-. Agregó mi hermana.

-Te puedo asegurar que vas a correr con la misma suerte, Lauren. Si te quedas conmigo tendrás todas las cosas que quieras también. Y nuestro hijo tendrá todo lo que se le apetezca-. Espetó Thomas contento.

-Por eso me encantas- Respondió ella con una cara de interés que no podía con esta.

Derek les asignó habitación a cada uno pero decidieron que querían acomodarse por parejas, haciendo uso así de solo tres de estas primeras.

-¿Mandaste a amueblar esto mientras estábamos en Brasil?- Pregunté mirando la hermosa decoración de interiores de cada cuarto, sala, baño y comedor. Estaban perfectamente combinados los colores grises, blancos y azules turquesa pálidos. De los techos colgaban lámparas minimalistas y modernas que brindaban una luz cálida y acogedora.

-Claro. Supuse que era pertinente hacerlo ya que al volver regresaríamos aquí y te quedarías conmigo-. Afirmó sonriendo.

Como era de noche al llegar a Alemania, caí profunda apenas me recosté en la deliciosa cama de agua de Derek, después de colocarme una cómoda pijama de seda blanca.

~

-Espero que hayas descansado bien, mi amor-. Susurró Derek colocándose casi sobre mi en la cama y depositó un beso en mi clavícula. -Jamás te lo vas a quitar, ni para dormir. ¿Verdad?

-¿De qué hablas?- Pregunté fuera de contexto mientras salía de la cama.

-El anillo- Rio él burlonamente.

-Me da miedo que le pase algo. Ayer en el aeropuerto pensé que alguien estiraría su mano y me lo safaría de un momento a otro.

-No les prestes atención. Solo quieren meterse en nuestra vida porque así obtienen dinero. En realidad ni les interesa propiamente a ellos lo que pase entre nosotros.

-No les presto atención. Pero Lauren sí. No encuentro forma de callar su boca nunca.

-Bueno, ahora que está con Thomas no creo que haya algún problema mayor. Su presencia respalda demasiado su reputación.

-¿Entonces irás a hablar con nuestros padres? Estoy muy nerviosa por lo que pueda pasar. Ahora que se van a enterar que estuve de nuevo en Brasil contigo y que además me lleve a mi hermana y la devolví embarazada ya no seré más bienvenida en esa casa.

-No lo necesitarás, me tienes a mí. Y Lauren nos tiene a nosotros, y a Thomas, si es que arremeten de esa manera contra ella también. Bueno, incluso si no. De todas formas su vida será muy diferente de ahora en adelante.

-Sí, es cierto. Necesitará de todo nuestro apoyo, porque van a enloquecer. Pero... ¿te puedo decir algo?

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora