Lucy y sus padres prepararon las maletas para marcharse la primera semana de agosto. Will tenía ganas de volver y hacer una visita especial. Alvar y Gadea estaban preocupados; Feirra era un lugar seguro, y abandonarlo no parecía muy sensato. Pero no podían evitarlo.
Por su parte, Lucy sabía que estaría a salvo en Hogwarts, y que sus padres sabrían cuidarse bien. Pero tenía miedo de alejarse de su familia; cuando era pequeña solía soñar que su familia materna y su familia paterna vivían junto a su casa.
Lucy nunca pensó que dejar Feirra le dolería. Cuando se marchó a los trece años, sólo iba a echar de menos a su familia, el enorme jardín de los abuelos y las tardes largas jugando con Jonathan en su casa.
Pero ahora tenían a Marcus, y eso les había traído muchas cosas buenas a ella y a su primo; antes, Lucy y Jonathan se pasaban los días en casa o en el jardín, pero gracias a su nuevo habían empezado a salir mucho más. También había equilibrado un poco las cosas: a Marcus le gustaba moverse más que a Jonathan, así que Lucy podía jugar con él a los juegos que a su primo no le gustaban. Además, con Marcus sumado al pequeño grupo, lucy se fijó en que Jonathan se había soltado un poco más; cuando las hadas de su edad los miraban de mala manera por la calle, ya no apartaba la mirada hacia el suelo, sino que les devolvía el gesto con seguridad. Eran pequeñas cosas, pero avances al fin y al cabo.
—¿Vendrás en diciembre? —preguntó Marcus, ayudando a Lucy a bajar su baúl por las escaleras. Gadea no permitía que usara demasiado la varita en la hondonada.
—No tengo ni idea, la verdad —confesó la pelirroja. Al llegar al piso de abajo, dejaron el baúl en el suelo, y Lucy tiró del asa para arrastrarlo con las ruedas—. Tal vez pasemos las navidades con mis primos o con Remus. Eso no lo sé. Pero os mandaré un regalo por navidad.
—Nunca he entendido por qué los humanos celebran la navidad —dijo su amigo, encogiéndose de hombros—. No sé de dónde vendrá.
—Ahora que lo pienso, yo tampoco lo sé —intervino Jonathan, caminando detrás de ellos—. Nunca me había parado a pensarlo.
—¡Lucy! —llamó Will desde la entrada del jardín—. ¿Ya estás?
Los chicos caminaron hasta ellos. Ya tocaba despedirse de la familia. Lucy abrazó a sus abuelos con fuerza.
—Cuídate mucho, mi vida —le dijo Alvar, acariciando su cabeza pelirroja—. Lleva el puñal siempre a mano, ¿eh? Y la varita también.
—No te separes de tus padres ni de tus tíos —le ordenó Gadea—. Y en Hogwarts no te despegues de Ron, ¿entendido? Y ni se te ocurra desobedecer a Dumbledore.
—Eso nunca —contestó Lucy sonriendo. Después se acercó a su tía Evanna y al tío Tim para despedirse de ellos.
—Ten mucho cuidado, mi niña —decía Evanna abrazando a su sobrina con cariño.
—Lucy sabrá cuidarse bien, ¿verdad? —sonrió el tío Tim—. Es muy espabilada.
—¡Sí! —respondió la pelirroja, chocándole los cinco.
—Claro que lo es, pero alguna vez puede hacer alguna tontería —dijo el tío Miguel, abrazándola y revolviendo su pelo con cariño. Lucy levantó la mirada y le sacó la lengua.
—Pero ella es muy valiente —añadió Gala, al lado de su marido. A Lucy ya se le escapaba llamarla "tía Gala". La esposa de su tío le dio un beso en la mejilla pecosa—. Todo estará bien.
Lucy asintió con una sonrisa, mientras el tío abuelo Rob se acercaba a ella.
—¡Derecha, Lucía, camina derecha! —exclamó. Lucy obedeció y se puso recta como un palo—. Muy bien, así mejor —sonrío Robus con sus dientes grisáceos. La miró de arriba a abajo con una mirada algo preocupada, y le dio un abrazo—. No te separes de tu familia por nada del mundo.
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Lucy Weasley y el Príncipe Mestizo ✔️ [Lucy Weasley IV]
FanfictionCUARTO LIBRO DE LA SAGA LUCY WEASLEY La guerra contra Lord Voldemort no ha hecho más que empezar, y el miedo reside en los corazones de todos los seres del mundo mágico. El Innombrable debe ser vencido, y para ello, Lucy está dispuesta en ayudar a...