Así pasaron las horas hasta que llegó el momento.
— ¿Weiss? ¿Estás ahí? — Winter fue la encargada de buscar a su hermana, era más que obvio que si hubiera sido Rubén la puerta no hubiera sido abierta.
— Si — respondió la heredera desde el interior, su voz sonaba decaída y claro, su compañera nunca fue a ver cómo estaba y se sentía herida por ello.
— ¿Puedes ayudarme con unas cosas? — suspiró y se incorporó.
— ¿Es urgente? — preguntó de vuelta, no estaba con ánimos de trabajar.
— Si — sin más opciones se miró una última vez en el espejo para arreglar un poco su cabello.
— ¿Qué sucede? — cuestiona cuando abre la puerta, su hermana tiene las manos detrás de la espalda.
— Vamos a mi oficina y te lo cuento todo — Weiss la siguió hacia la planta baja y de ahí a la oficina que quedaba cerca al "patio" — ¿Puedes cerrar los ojos? — eso la sacó de honda, ¿Por qué tenía que hacerlo? No tuvo tiempo para reclamar, las frías manos de la mayor le cubrieron la visión y continuaron caminando.
— Eh... ¿Winter? — no recibió respuesta hasta que sintió la brisa del exterior que golpeaba su cuerpo, las manos se retiraron y su boca se abrió con asombro cuando vio el lugar.
Habían faroles que a veces usaban en las fiestas navideñas decorando distintas partes del césped dándole una iluminación suave pero agradable. También habían cuerdas finas de las que colgaban copos de nieve de distintas formas y hacían una especie de entrada hacia una gran pista de hielo, en el centro se encontraba Rubén.
No hallaba palabras para expresarse correctamente y solo observó como su compañera patinaba con lentitud hacia ella hasta quedar al frente.
— ¿Qué... Qué sucede? — pregunta insegura, recuerda que está enojada, pero el ambiente le hace casi imposible expresar esa molestia.
— ¿Me concederías un baile? — la mayor extiende una mano, las luces se reflejan en sus ojos dándole un aspecto más encantador.
— Yo... — la oji-azul se muerde la lengua, quiere rechazarla pero no puede, no después de ver todo eso ¿Es para ella? A veces puede llegar a ser tan idiota, claro que es para ella ¿Para quién más?
— Se que hice mal y no te culpo por desconfiar, tampoco te pido que me perdones sino que lo disfrutes y tal vez ¿Lo reconsideres? — Rubén parece avergonzada, sus palabras son sinceras, en ese punto la joven Schnee ya se había olvidado de lo que había pasado solo tiene pensamientos para la chica frente a ella.
— Lo tendré en mente — aunque claro, no se lo dejaría tan fácil. Le toma la mano y cuando van a entrar a la pista se detiene — Los patines — recuerda.
— ¡Si!— el nerviosismo de la oji-plateada le causa una sonrisa, se quita los zapatos y con su ayuda se coloca el calzado. Fue arrastrada lentamente al centro, cuando se detuvieron música suave comenzó a sonar de fondo — Si quieres que pare solo dilo —
Rubén dirige la mano de la peli-blanca a su hombro y con suavidad la toma de la cintura, las otras dos manos unidas. Comienzan a bailar, desplazándose por toda la pista con lentitud y elegancia, Weiss está sorprendida, no sabía que su compañera patinaba y la verdad es que no lo hace, los patines en cierta forma tienen vida, habían sido creados por Winter quien los controla desde la puerta fuera de la vista de su hermanita.
Pero es Weiss quien tiene más experiencia y confiando en su pareja salta y gira en el aire, la mano en su cintura nunca se retira y cae sin ningún problema, Rubén levanta las cejas, esa chica es simplemente espectacular y agradece tener la fortaleza física para seguirla.
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Un Error Puede Cambiar Muchas Vidas
FanfictionYang Xiao Long, nuestra protagonista. Un pasado difícil esconde tras su espalda, y un juramento con ella misma le llevó a tomar el camino de una asesina. Miembro y segunda líder de la organización "Colmillo blanco", hace justicia con sus propias man...