Tiempo de alzamiento

10. Final en falso

En 2018 nada había cambiado. La Historia, de nuevo, estaba a salvo. Excepto por un pequeño detalle. La travesía del Dragon Rapide no era exactamente la que debería ser, el retraso en su llegada y las peripecias para conseguir el queroseno se habían reflejado en los libros de historia. Salvador le quitó importancia.

–Bueno, es una nimiedad, en lo importante todo sigue igual ¿verdad?

–Vaya, no pensé que te lo tomarías tan bien –contestó Ignacio.

–Bueno, teniendo en cuenta todo lo que podría haberse perdido...

–En realidad... –intervino Lola– Todavía no podemos dar por terminada la misión. No sabemos para quién trabajaba Garayo, si lo era realmente, y por qué tramaron un plan tan absurdo.

–Cierto, pero eso ya lo veremos mañana, o mejor el martes. Tómense el día libre.

–No, no podemos – volvió a interrumpir Lola.

–¿Pero cómo que no, si ya está todo arreglado? – Pacino se quejó.

–Tiene razón –confirmó Ernesto–. Si la puerta 4 sigue en bucle mañana, la historia volverá a repetirse y Garayo volverá a intentar matar a Franco.

–Pero ya lo hemos salvado esta semana, quiero decir, que si volvemos la que viene nos encontraremos con nosotros mismos otra vez ¿no? Así que si no vamos como ya hemos ido quedará todo resuelto en realidad.

–Vive Dios, Pacino, que no me he enterado de nada.

–Luego te lo explico, Alonso. Pero ¿tengo razón verdad?

–En realidad no. Ignacio entra cada lunes en su despacho desde 2018, por lo tanto es ajeno a 1936, si él no vuelve no estará ahí para llamarme y no podremos evitar el asesinato. Lo divertido es que la llamada la hace a su presente, esto es: ahora, así que en realidad me avisará el martes que viene quedando anulado lo que hicimos la semana pasada.

Salvador hizo una pausa esperando una aprobación que no encontró.

–Como sea. Ernesto tiene razón. Si mañana la puerta 4 insiste en reiniciarse tendrán que volver. Con una diferencia y es que esta vez sabemos qué es lo que va a hacer Garayo y podemos detenerlo e interrogarlo en cuanto tome tierra.

–¿Y si no trabajaba solo? –objetó Marrero.

–Entonces quien sea tendráque actuar y tendremos que estar atentos para desbaratar sus planes. No todoiban a ser comodidades. Venga, a casa, a descansar, que mañana nos espera unasemana larga.