Capítulo 14

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-Tú me estás haciendo miserable- sollozó Thomas.

-Oh, Walton, tú te haces miserable- ella sonreía- yo no existo.

-Sí que existes.

Ursula tomó un almohadón y lo colocó en su rostro con una sonrisa siniestra. Volvió a sentir que se ahogaba, todo se veía oscuro, en realidad sus ojos no podían abrirse, estaba muriendo, era el fin. Moría en brazos de su amada, moriría culpa o gracias a ella. Cuando comenzó a sentir que estaba al borde del abismo, despertó. Su pecho se agitaba tan rápido que no entendía dónde estaba. El lugar parecía ser un hospital, sus padres estaban preocupados a su lado, su madre lloraba.

-Hijo, dejaste de respirar por no sé cuántos minutos- dijo su madre, con los ojos hinchados de tanto llorar.

-Ursula- murmuró Thomas- ella quiso matarme.

-Hijo, nadie entró a tu habitación- susurró su padre.

-Los magos no son malos, o tal vez sí, pero las hadas también son malas. Ursula quiso matarme- se agitó en la camilla.

-Doctor Kiwikston- llamó su padre.

-Ustedes son malos, ella también, debo salvarme. Tengo que salir de aquí, voy a matarlos, perdonen, pero debo asegurarme, no quiero morir...- mientras Thomas susurraba cosas incoherentes el doctor le inyectó un calmante.

Thomas despertó en un lugar desconocido, no era su casa, tampoco era el hospital. Había un urinario, una pileta donde podía lavarse las manos, una cama, donde estaba acostado.

Todo era gris y blanco. Intentó abrir la puerta, pero no pudo. Espió por una pequeña rendija y vio a su madre hablando con una mujer. Mamá se veía realmente preocupada. Gritó y ella pareció oirle, habló un poco más con aquella mujer y ésta le abrió la puerta, mamá entró y la cerró tras de sí.

-Hijo, estás aquí por tu bien.

-¿Qué bien? Mamá, yo estoy bien.

-No Tommi, no estás bien- soltó unas lágrimas- pero prometo venir siempre ¿Si?- Thomas asintió de forma mecánica.

-Mami...

-¿Si, hijo?

-Ursula va a protegerme ¿Verdad?- su madre soltó más lágrimas y sollozó.

-Lo prometo Tommi- enjugó sus lágrimas- ella va a venir hijo- lo abrazó rapidamente- adiós- y simplemente se fue. Thomas se sentó en su nueva cama y solo se quedó pensando, en blanco, como un cuaderno que jamás se escribió, como un libro que jamás se leyó, y como unos zapatos que jamás se usaron, en blanco. No entendía nada, lo único que sabía era que estaba en un loquero. Él no estaba loco, solo veía cosas que los otros no.

-Thomas, cariño- aquella dulce voz llenó la habitación que antes permanecía en completo silencio, en blanco. Thomas levantó la cabeza y la vio. Ella iluminaba la habitación con sus alas y su bella sonrisa, una inmensa alegría recorrió su cuerpo.

-¡Ursula!- exclamó con exagerado entusiasmo- te quedarás por siempre conmigo ¿No?- preguntó como un niño pequeño cuando quería que mamá no lo dejase solo jamás.

-Sí cariño, siempre estaré contigo- Ursula se acercó a él y depositó un beso en su frente.

No sabía si era real o no, pero se sentía bien ahí, con ella. Ella era su hada protectora, siempre lo sería.
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Holaaaa, tanto tiempo. Mil millones de perdones por tardar, les he dejado el último capítulo. No sé si voy a hacer 2da parte, creo que no. Todo termina acá, con la locura de Thomas. Está en ustedes creer que Ursula existió o creer que fue producto de la imaginación de nuestro pelirrojo amigo. Muchisimas gracias por leer, y nos vemos en otra novela. Los quiero, Anto

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2015 ⏰

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Ursula PetersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora