Qué fuerte que fue el momento.
Ese momento en donde me di cuenta que ya no éramos nada.
No éramos amigos.
No nos unía ningún lazo.
Yo no tenía interés alguno en vos, ya no.
Me di cuenta de que no me cerrabas y eso bastó para hacerme ver que no eras el tipo de persona con la que estaría siquiera en una amistad. No, paso. Primero porque me lastimaste y segundo porque me hartaste.
A pesar de eso, te sigo deseando lo mejor.
No voy a negar que me hicieras feliz durante un tiempo, y a pesar de que eso haya terminado mal, no quita que fui feliz. Y eso, bueno, hay que reconocerlo. Y me quedo tranquila, porque sé que el karma hace de las suyas.
Sé que a pesar de que a veces sienta que necesito vengarme por lo que me hiciste, solo puedo desearte lo mejor y esperar que tengas una buena vida. Porque yo no soy así.
Si bien me convertí por las malas en una persona que perdona pero no olvida, no te puedo desear el mal. No te odio.
No puedo.
Lo que puedo hacer es seguir con la mía, desearte suerte, y esperar a que el karma te devuelva todas y cada una.
Si no me buscás yo no lo voy a hacer, así que no esperes que yo te vuelva a buscar.
Me cansé de hacerlo, demasiado tiempo tratando de seguir con lo nuestro aún sabiendo que ya todo estaba terminado, que no daba para más.
Así que, bueno, suerte.
Nos vemos en otra vida, supongo.
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Introspección. Soltar y descargar.
RandomSoy una chica con muchas cosas para decir. Este texto, libro, escrito, es propio. Espero les guste.