Parte 1. El dios de la mala suerte de otro mundo

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Capítulo 1 La llegada de Xolotl


Rosendo o mejor conocido como Ros por sus amigos era un joven de 19 años, un estudiante poco destacado de la carrera de biomedicina, en el IPN. A Ros no se le conocía por su gran aptitud con los deportes, ni sus destacadas calificaciones, sino por su increíble mala suerte. Físicamente era un leonés promedio; 1.74 metros de altura no tan bien parecido, pero tampoco feo, cabello crecido, pero no tanto, sin ningún rasgo distintivo y con cuerpo semi-atletico.

Nuestra historia comienza un día cualquiera de marzo, día donde el calor se comenzaba a sentir hasta en las sombras y los olores a la humanidad dentro del salón de clase se comenzaban a añejar como un buen vino.

-Por fin la 1 p.m. ya me puedo ir de esta clase de mierda- pensó Ros

Se levantó de su butaca después de guardar sus cosas en su mochila ya descuidada y un poco sucia. Mientras intentaba cerrar el cierre no funcional de su mochila tomó una de las correas, la cual por desgracia se rompió dejando salir algunas cosas del interior, y a su vez la poca dignidad que le quedaba como estudiante y como persona, Sus compañeros comenzaban a reír y a murmurar.

<Sin duda un ente de la infortuna, un perfecto desgraciado>

Ros tomó todo como si de un juego de pirinola se tratase y salió corriendo, ignorando su alrededor. Al salir del salón de clase la segunda desgracia de su tarde lo esperaba, una cálida e inestable caca, a dos metros de la puerta del salón que lo anhelaba. Y como podemos imaginar el pie izquierdo de Ros cayó en su cálido abrazo, acariciando el suelo, en pocas palabras se resbaló.

Ya saliendo del instituto y después de tomar el autobús que lo llevaba a casa, decidió bajar una parada antes, puesto que todos los días una paloma lo esperaba para desgraciar su mochila y como hoy el cierre no funcionaba prefirió evitar que el animal ensuciara sus cosas. Tras avanzar pocos metros el típico Brayan con primaria trunca y con dos bendiciones, de las cuales no se hacía cargo, lo esperaba recargado en una pared blanca, ocultando su malicia con una gorra del América mal cuidada y rayada, al caminar frente a él, el oriundo de Iztapalapa le gritó.

- ¡Orale hijo de tu puta madre, ya te cayó la pinche verga cabrón! - mientras jalaba la mochila de Ros con fuerza y apuntándole con una navaja oxidada- ¡Sueltala cabrón y de pasada tu pinche cartera y tu puto celular carnalito!

- Espera baja eso- Exclamó Ros con mirada de pánico.

- Te cuento tres y al cuarto pa' la Noria- Respondió el Brayan mientras sacudía su navaja.

-Paro ahí 'ta- chillo Ros mientras soltaba su mochila y lanzaba su celular y monedas al suelo.

Mientras el Brayan recogía las cosas del suelo, Ros tomaba partido a su casa, corriendo despavorido y gritando como monja que vio al diablo.

Al llegar a su casa vio a su amada madre preparando el plato favorito de todo mexicano en época de calor, un rico y suculento caldo de pollo, al ver eso el agitado Ros pensó - ¿Por qué las mamás dan de comer esa cosa en los días más calurosos? ¿Qué no ven que nos matan?-

Hijo por fin llegaste, me tenías con el Jesús en la boca, creí que algo te había pasado, creí que te habían asaltado... ¿Y tu mochila? - Preguntó la mamá de Ros con preocupación.

Ros- Pues ... qué te cuento que tú no sepas...

Mamá- Ayyy que caray mi'jo, hoy ya no se puede caminar ni a dos cuadras de tu casa sin que te asalten - Exhaló- como sea Rosendo Arturo, lánzate por unas tortillas que mama Nina vendrá a comer.

El dios de la mala suerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora