Capítulo 4.

1.7K 183 64
                                    

HARRY PDV.

Gruñí, no estaba de humor como para ver esa imagen. Y el rubio no sabía cuanto daría yo por estar en el lugar del moreno.

Veía como se retiraban, el rubio estaba feliz, sonriente junto a su misterioso compañero. Se retiraban y me dejaban atrás, solo.

Supuse que iban a la casa del rubio, pero yo no tenía transporte alguno como para alcanzarlos. Aquí es cuando más deseo poder tener un auto, pero con el presupuesto de la familia no me podía dar ese lujo.

Tuve que esperar una hora y media para poder subir al autobús. Había escapado de la panadería, el trabajo que mantiene a la familia. Sólo por ese maldito rubio. Pero vamos, la jefa no se dará cuenta, ¡Nunca lo hace! Jamie y los demás cada vez que se les da la oportunidad salen corriendo, más siguen conservando el empleo. Pero si se diera cuenta y me corrieran de mi empleo todo sería culpa del malditamente sexy rubio.

En el autobús tomé mi celular, y coloque de fondo de pantalla el reciente selfie que nos habíamos tomado. En sus ojos también se podía divisar confusión, pero aún así sonreía como a mi me gustaba, grande, pero no exagerado. Y una sonrisa para una foto en la que él sabía que estábamos sacando, no en una a escondidas.

Suspiré, ¿Qué me está haciendo? Yo nunca me comporté así por ni una persona. Menos creí ser un loco psicópata que se infiltraba en casas ajenas, buscaba en internet, y se sacaba selfies con desconocidos.

Pero él... Llegó en un instante y dió un giro en mi vida. Como si ahora fuera otra persona, totalmente distinta.

¿Qué quería besar antes? Lo único que había besado era mi mano, cada vez que mencionaban la palabra beso me asqueaba, ni siquiera quería pensar en eso.

Pero ahora lo único que quiero hacerlo con el rubio. Hablo de besarlo.

—Esta es la última parada, ruloso — dijo el conductor, y sí, estábamos a una calle de la casa de el rubio.

—Me bajaré aquí — dije caminando hacia la salida, el conductor extendió su mano en busca de dinero, pero ya había pagado al entrar, choqué mi mano con la de él, dejándome un rostro confundido de su parte —¡Chócalas! —  dije a punto de estallar en carcajadas, y salí corriendo del lugar.

Había comenzado a llover, y mis rizos bajaban su volumen con el agua. Pero ojalá que pare la lluvia. Mi cabello se vuelve un total afro con la humedad. Hablo después de la lluvia.

Caminaba por las calles del rubio, sin rastro de él. Por un momento me olvide de que él estaba con otra persona, pero al llegar a la casa del rubio todo cambio.

—... Y toma las llaves — dijo el chico entregándole las llaves del Audi en el que había llevado a mi rubio.

—¡Gracias, Zayn! — dijo dando saltitos y envolviendo al chico en un cálido abrazo que yo debería recibir —¡Te quiero, te quiero, te quiero! — parecía un disco rayado de tantas repeticiones. Gruñí, esa fué la gota que colmo el vaso. ¿Le quiere?, ¿A él?.

—Recuerda cuidarlo. Y mira, ¡Ya no tendrás que irte en ese mugroso autobús! — dijo mientras le seguía el abrazo al rubio. Mi rubio. Y en ese mugroso autobús era en el que yo iba. Perfecto. Ahora iré solo.

—Gracias, de verdad muchas gracias, Zayn — dijo, y luego se despidieron, el rubio entró a su casa y Zayn, el chico, había comenzado a caminar hacia mi dirección.

Tenía que hacer algo, pero solo tenía mi gorro de lana y mi chaqueta. Y no tenía armas, no podía atacar al tal Zayn.

Cuando pasó a mi lado, lo hizo de un empujón, tirándome a un lado del camino. Y ese era el colmo de los colmos. Zayn me las pagará.

Animals » Narry Storan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora