Sangre sucia

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Capítulo 6

Durante los días siguientes, Harry pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor y obligaba a Andrea acompañarle por si acaso. Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harry. Nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

La varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente, se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick, que era viejo y bajito, y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto.

Así que, entre unas cosas y otras, Andrea se alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque Harry, Ron, Hermione y ella habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana. Pero la cazadora del equipo de quidditch de Gryffindor, Angelina Johnson y su amiga Katie Bell, despertaron a Andrea con un zarandeo varias horas antes de lo que ella habría deseado.

—¿Qué pasa? —preguntó Andrea aturdida.

—Entrenamiento de quidditch —respondió Katie que parecía igual de dormida que ella—. ¡Vamos!

Andrea miró por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flotaba en el cielo de color rojizo y dorado. Una vez despierta, se preguntó cómo había podido dormir con semejante alboroto de pájaros.

—Pero es muy pronto...

—Órdenes de Wood—musitó Angelina que tampoco parecía muy contenta—Iba a subir él mismo, pero los chicos no pueden pasar así que ha mandado a una lechuza a nuestra habitación despertándonos a todas.

—Pobre lechuza—murmuró Katie bostezando.

—Chicas—observó Andrea con voz cansada—, ¿sabe Oliver está amaneciendo...?

—Perfectamente—respondió Angelina—venga coge tu escoba y ve hacia el campo.

Angelina y Katie salieron del cuarto. Andrea se planteó volverse a dormir, pero luego recordó que era su primer entrenamiento y se cambió emocionada. Le dejó una nota a Hermione en la mesilla donde decía dónde estaba y se recogió el pelo.

Agarró la escoba y bajó las escaleras hasta la sala común donde Harry aparecía por la otra puerta bostezando.

Al llegar al retrato por el que se salía, oyeron tras ellos unos pasos y vieron que Colin Creevey bajaba las escaleras corriendo, con la cámara colgada del cuello, que se balanceaba como loca, y llevaba algo en la mano.

—¡Oí que alguien pronunciaba tu nombre en las escaleras, Harry! ¡Mira lo que tengo aquí! La he revelado y te la quería enseñar...

Desconcertado, Harry miró la fotografía que Colin sostenía delante de su nariz. Andrea miró al chico con el ceño fruncido y observó también la fotografía.

Un Lockhart móvil en blanco y negro tiraba de un brazo que Harry reconoció como suyo. A Harry le complació ver que en la fotografía él aparecía ofreciendo resistencia y rehusando entrar en la foto. Al mirarlo Harry, Lockhart soltó el brazo, jadeando, y se desplomó contra el margen blanco de la fotografía con gesto teatral.

—¿Me la firmas? —le pidió Colin con fervor.

—No —dijo Harry rotundamente, mirando en torno para comprobar que realmente no había nadie en la sala—. Lo siento, Colin, pero tenemos prisa. Tenemos entrenamiento de quidditch.

Andrea Bletchley y la cámara de los secretos ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora