37. Curar

292 13 7
                                    

Lo lamentaba mucho. Por culpa mía no había formado una familia, por culpa mía se había quedado conmigo a la espera de salvar a su hermano que lo trato como basura por mucho tiempo.

Creía verlo superado cuando empezamos a navegar, pero eso sigue torturandome, eso se sigue enterrando en mi pecho como recordatorio de que le dañe parte de su vida a mi mejor amigo, a mi cuñado, a quien aparte de Stanford había puesto mi confianza.

—Te quiero mucho —susurre, lamentando aún todo lo que le había hecho.

—Tambien yo a ti, calabaza...

(. . . )

—¿Y que haremos con Dipper y la niña rica? —pregunté mirando a Stanley quien disparaba a criaturas que salían de la cabaña.

—Según Stanford esto dejara débil a Bill dentro y ellos podrán liberarse. Pero... ¿Y si salen ocupando los cuerpos de los chicos?

—Diablos, si, Mandamos a dos —grité dándome una palmada en la frente. Dos villanos y dos de los buenos. Les entregamos una puerta de salida al último de nuestros planes vigentes.

—Creo que era mejor bajar todos por el sótano a tu hacerte la héroe y bajar sola esperando que todo el caos fuera aquí.

—Ya, lo siento, siempre quiero ser el heroe —sonreí soltando una pequeña carcajada.

Por la puerta de la cabaña veiamos como salían Mabel y Stanford junto con los trillizos. Era lindo ver cómo Stanford cargaba con dos de ellos.

—¿Linda? —preguntó Stanford sujetando mi hombro intentado llamar mi atención—. Escuchamos gritar a Pacífica, supongo que están libres y saldrán en cualquier momento.

—Stanford... Creo que cometí un error bastante estúpido —confese, tratando de sonreír para que fuera menos grotesco.

( . . . )

—¿¡Que hiciste que!?

—Vamos... Que dudo que Dipper sea atrapado por ellos, pero si vemos a Pacífica salir de ahí sola no creo que sea ella.

Stanford resopló, intentando pensar en algo.
Igual yo intentaba pensar en algo, pero nada era lo bastante bueno. Aún que solo nos quedaba esperar que uno de ellos saliera.

Dipper ya había protegido sus pensamientos pero solo si hacia el trato podía entrar Bill en su cabeza, pero Pacífica... Debí pensar más en entregarles cuerpos humanos.

De entre las sombras de nuestra cabaña las llamas azules del escudo se abrieron ante uno de los chicos, que salía cargando al otro.

—Diablos, Dipper cuánto pesas —murmuro Pacífica jalando el cuerpo del chico por las piernas.

Todos dieron un paso atrás mientras Mabel me entregaba a la bebé y se acercaba a ella con mi arma.

—¿Te doy una mano? —preguntó Mabel mientras le dedicaba una sonrisa.

—No tócare tus manos —dijo ella negando.

Mabel soltó el arma y se fue a abrazar a la rubia.

—¡Es ella! —sonrió dando saltos de alegría mientras la abrazaba del cuello mientras la rubia se regocijaba ante el tacto.

Aún después de varios años no podía adaptarse al contacto humano, aún que sus padres seguían tratando de sumergirla en sus reglas. Clasico de Nortwest.

—¿Que sucedió allá dentro? —pregunté mirando como Stanley corría a socorrer a Dipper quien se encontraba inconsciente.

—No quiero repetirlo en mi vida

ᴄᴜᴍᴘʟɪʀᴇ ᴍɪ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ [ғᴏʀᴅ x ____]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora