Hoy habría un eclipse lunar, y había conseguido todo lo que necesitaba para poder verlo. Esta vez no se lo perdería por nada del mundo.
Hyunjin estuvo tan interesado en los eclipses desde que supo cómo se conocieron sus padres.
Ellos sí se conocían desde antes del eclipse, pues iban a la misma universidad y ambos estudiaban astronomía pero ninguno jamás había tomado el atrevimiento de hablarse.
Como estudiantes de astronomía, tuvieron la oportunidad de viajar a la ciudad donde mejor se vería el eclipse lunar de ese año.
Esa misma noche, al estar completamente tapada la luna por el sol. La madre de Hyunjin, sintió algo tirar desde su dedo meñique miró para saber que tenía en su dedo y vió un hilo rojo atado en su dedo.
Ella quiso sacarlo, no sabía cómo había llegado ahí, pero de todas formas no pudo.
Al levantar la vista vio que el hilo seguía exactamente a dónde se encontraba su padre, en el meñique de él.Desde ese día sus, ahora, padres entablaron una relación y siguieron juntos hasta el día de hoy. También tuvieron un precioso hijo al que llamaron Hyunjin y aman con sus vidas, pero eso es un tema aparte.
Pero como Hyunjin no conocía a nadie especial, había invitado a nada más ni nada menos que su único y mejor amigo Kim Seungmin a ver el eclipse con él.
Habían tenido muchas experiencias buenas y malas, así que nunca está demás agregar otra a la lista.
Tenía varios snacks y dulces entre otras cosas arriba de la mesa del patio. Allí había preparado todo para poder ver el eclipse lunar.
Seungmin apareció en su vista periférica cuando estaba acomodándose en su silla.
—Wow, ¿todo eso por un eclipse?—Preguntó el menor observando todos los snacks, dulces y bebidas que había en la mesa.
—¿Crees que es demasiado?— Hyunjin mordía sus uñas, no quería arruinar una noche tan especial como lo sería hoy.
—Creo que tal vez alcancé para los primeros veinte minutos.—Ambos rieron y el mayor negó mientras el pelinegro se sentaba en la silla que estaba junto a Hyunjin.
Estuvieron esperando el eclipse aproximadamente una hora entre charlas triviales, bromas y risas. Hasta que Hyunjin vió la hora y se levantó a acomodar su telescopio.
En ese momento Seungmin aprovechó para guardar tres paquetes de gomitas en sus bolsillos, para más tarde.
—Ya casi es hora.—Habló el rubio, exaltando al menor en medio de su obra de bandalismo.
—Oh, sí, sí, el eclipse, cierto.—Esperaba que Hyunjin no se hubiera dado cuenta, la última vez que le robó dulces a Hyunjin, este lo hizo dormir en el patio en pleno invierno.
—Mira, está empezando, ven a ver.—El más alto habló emocionado mientras sonreía. Seungmin nunca se sintió tan feliz como ahora viendo a su mejor amigo feliz, sonriendo y entusiasmado.
El pelinegro se acercó a Hyunjin y miró por el telescopio. La vista era algo espectacular e inimaginable, era precioso e impresionante ver cómo el color rojo se hacía presente, tapando el típico blanco de la luna.
Cada tanto se turnaban para ver desde el telescopio, comían dulces y snacks. Hasta que por fin el sol tapo por completo la luna logrando que esta se torne escarlata por completo. Dando así una de las mejores imágenes que uno se podría imaginar.
Hyunjin fue el primero en mirar por el telescopio tal acontecimiento, pero luego le dió lugar a Seungmin, aunque se negó un par de veces. Pues sabía lo importante que era eso para su amigo.
Por inercia, el mayor miró su dedo meñique. Y la sorpresa que se llevó cuando vió que había un hilo rojo atado a él, no sabía cómo reaccionar. No iba a negar que varias veces había cuestionado la historia de sus padres, pensando que era mentira. Pero ahora él viendo el hilo rojo en su dedo meñique vió la verdad en esa historia.
Levantó la vista, miró como Seungmin se alejaba del telescopio y miraba desde más lejos el eclipse, sus ojos brillaban ante la vista.
Inevitablemente se acercó hasta él, mirando de cerca el brillo de sus ojos. Las facciones de su cara, hasta ahora se había dado cuenta de lo perfecto que se podría considerar. Por último dejó su vista clavada en sus labios, estos se veían suaves, esponjosos y tenían un leve brillo. Se acercó más hasta que sus respiraciones se mezclaban.
Seungmin no entendía que estaba pasando con su mejor amigo, pero no estaba dispuesto a alejarlo, le gustaba tenerlo así de cerca. Sus mejillas estaban rojas tal y como la luna en este momento, su respiración se volvió más irregular mientras llevaba sus ojos a los ojos cafés de Hyunjin.
Sin pensarlo una vez más, Hyunjin tomó de la cintura al menor y juntó sus labios suave y delicadamente.
El más bajo atinó a poner sus manos en el cuello del mayor, así podría acercarlo más a si mismo.
Era un beso calmo, dulce y sin ningún tipo de intenciones más que el de expresar su cariño mutuo.
El más alto paso su lengua entre los labios del menor como pidiendo permiso para pasar, Seungmin abrió su boca permitiendo que el rubio juntara sus lenguas, teniendo una danza entre ellas y saboreando al contrario.
Se separaron por aire y juntaron sus frentes mientras sus respiraciones se volvían estables.
Hyunjin miró la mano derecha de Seungmin, y vió ahí el hilo rojo en su meñique. Con su propia diestra sujeto la mano del pelinegro, uniendo ambos hilos.
Sonrió cuando se dió cuenta que Seungmin estaba mirando sus manos también.
Ambos se miraron una vez más antes de ver hacia la luna eclipsada y volver a juntar sus labios para comenzar otro suave beso.
FIN