Pero me suicidé

Capítulo único.

—Él se ha...

—Suicidado, sí.

—¿Dejó una carta? ¿Dejó algo? ¿Por qué?

—No, no dejó nada, solo nos queda seguir adelante y conmemorar lo que fue y llegó a ser.

—...

Me he perdido.

Ya no, ya no estoy ni estaré.

Pero, me había perdido.

No hubo más razón verdadera que verme al espejo y no saber qué hacer. Supongo, que me perdí sin darme cuenta.

No dejé nada, porque sabía que tras mis palabras buscarían una explicación que no había y ni habrá.
Tampoco serían capaces de entender el tormento que vivía y no me permitió vivir.

Supongo que estaba herido, digo supongo porque no encontré razón.
Bueno, tal vez solo era yo.

Yo me hacía daño.

No físico, era mental.

Y siempre he pensado que el daño mental es más doloroso que el daño físico.

Por eso me suicidé.

Era más el temor de no saber cómo poder amarme que saber odiarme.
Era más fácil despreciarme que apreciarme.

Lo gracioso, es que no fue por opiniones terceras, fue por mi.

Yo solo me hice daño.
Y el daño me llevó a la muerte.
¿Qué fuerte, no?

Pero estoy vivo, no físicamente.
Tal vez metafísicamente.
Pero sí vivo, en los corazones de mis familiares, amigos o conocidos, viviré por unos cuantos años o tal vez, un poco más.

No me amé, pero sí amé.

Amé a un chico.
Era precioso, era perfecto.
Pero lo dejé.
No solo a él, a todos los dejé.
Pero a él es a quien más recordaré.
Porque lo amé como no pude amarme.

Mi familia estará bien, tal vez no de inmediato pero estará bien, lo sé.

Mis amigos, bueno, seguirán adelante porque pueden pensar que sigo ausente, y que ya no estaré presente.

Pero me suicidé.
Así que nunca volveré a estar presente.
Y ellos tendrán que jugar con su mente.
Porque me suicidé.

—Creeremos que estará mejor en donde sea que esté, que podrá vivir como nunca pudo. Y que si vuelve a nacer, nos permita ser parte de su vida nuevamente.

—¿Cómo... cómo pueden pensar así? ¿No les importa?

—Obvio que nos importa, lloraremos por días, pero no podemos hacer nada, ya no, obviamente ya no, por eso nos queda seguir adelante, vivir por nosotros y por él. Disfrutaremos a nombre de él, porque él ya no... podrá.