Capítulo 2: La pareja ideal.

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A eso de las siete de la mañana, Magdalena Restrepo llegó a la casa de los Jiménez. La pequeña morena de cabello largo y lacio tocó el timbre y esperó paciente por un breve instante. 

— ¡Un momento! —gritó Cleotilde Valbuena saliendo presurosa de la cocina, en un segundo estuvo abriendo la puerta —. Quiubo mija, siga, Luisa la está esperando. 

—Buen día doña Cleotilde, gracias —dijo Magdalena, entrando a la casa —. ¿y cómo les ha ido? ¿Don Argemiro como está? 

—Bien mija, yo corriendo, Argemiro ya está en la panadería trabajando. ¿Y allá en la casa como están?

—Bien también, atendiendo los asuntos de la iglesia. 

—Que bueno. Si quiere siga que Luisa está en su habitación.

 La amable muchacha se despidió de la mujer y se dirigió al segundo piso. Cleotilde por su parte, volvió a ocuparse de las tareas en la cocina. 

 Felipe Jiménez tomó el primer abrigo que encontró en el armario, se lo puso rápidamente y se acercó al espejo para darse los últimos retoques. 

 Entre tanto, Magdalena caminaba por el pasillo en dirección al cuarto de Luisa. Se detuvo apenas vio al joven en su habitación, lo miró con unos ojos que se derretían y se tomó un momento para admirar al rubio mientras éste se arreglaba el cabello. 

—Hola, Pipe —saludó la muchacha sin entrar a la alcoba, tuvo que hacer un esfuerzo para disimular sus nervios. 

— ¿Qué más Magdalena? ¿Viene a ver a mi hermana? —dijo Felipe, pasando una vez más y con sumo cuidado el cepillo por su cabeza. 

—Si, es que va a prestarme unos bocetos para una decoración que vamos a hacer en la iglesia —respondió dulcemente Magdalena al tiempo que seguía contemplando al joven —. ¿Y usted? ¿Ya comenzó a estudiar? 

—Todavía no. Voy a llevar a Luisa, y de ahí vuelvo a la panadería —Felipe culminó con el cabello y continuó con la loción.  

—Usted siempre tan lindo —Magdalena no pudo contenerse; pero al ver que había hablado de más, trató de arreglarlo —. Pues, digo, hacer ese viaje que es como largo para llevar a su hermana. 

— ¿Magdalena? —Luisa se asomó al pasillo —Si eres tú, ven que te tengo que contar algo. 

 La sonrojada morena agradeció al cielo que Luisa hubiera aparecido, se despidió cordialmente de Felipe recuperando la compustura, y fue hasta donde su amiga. El rubio fue amable también, acto seguido le advirtió a su hermana que no se fuera a demorar, ella le dijo que no se preocupara. 

 Las dos amigas se apresuraron a entrar a la habitación. Luisa ansiosa por contar el sueño, mientras que Magdalena se hallaba perdida en su propia fantasía idealizando un futuro con Felipe.

—Magdalena, imagínate, volví a soñar con el mismo hombre —contó intranquila la rubia —. Sigo sin saber quien es, y como que cada vez es más fuerte lo que siento y… ¿Magdalena?... ¿Magdalena me estás escuchando?... ¡Magdalena! 

—Perdón, ¿qué me decías? 

—¿Magdalena otra vez estás pensando en mí hermano? —se preocupó Luisa. 

—Sí, no puedo evitarlo, cada vez que lo veo siento que todo se me mueve por dentro. Es que Pipe es tan lindo, tan especial.

—Amiga, tu sabes que yo no le veo problema a que quieras estar con Pipe; pero pues es que él en este momento no está pensando en tener una relación. 

—Yo sé, pero no siempre va a ser así, y yo afán, no tengo. Además, déjame soñar, total que no cuesta nada, y quien quita que Dios responda a mi oración y terminemos siendo familia.

—Pues si, soñar no cuesta. Por lo menos tu sueñas con alguien real —Luisa se mostró desilusionada. 

— ¿Con alguien real? —Magdalena dio un salto emocionada — ¿Volviste a soñar con el chico que dices que es super lindo? 

—Habla más bajito que te pueden escuchar —la rubia se afanó y buscó tranquilizar a su amiga. Una vez lo logró, pudo continuar hablando con más calma  —. Pues eso era lo que te estaba contando, solo que tú no me pusiste atención. 

 Magdalena se disculpó y se sentó en la cama dispuesta a escuchar con suma atención la historia de Luisa. La rubia le siguió la idea, se puso cómoda y comenzó a narrarle el sueño sin dejar ningún detalle por fuera. 

—Es decir, ¡Que el novio ya está por llegar, Dios te lo está mostrando! —dijo Magdalena enloquecida. 

—No digas eso, las cosas no funcionan así, o bueno, no sé. Solo sé que ya van tres veces que sueño con la misma persona, y que es tan real lo que siento, como si él y yo realmente estuviéramos destinados a estar juntos. 

—Lu por fa, si Dios te dio ese don es por algo. Tu discernimiento nunca falla. 

—Yo sé, pero el hecho de que yo pueda ver situaciones que no han pasado o pueda percibir cosas, no significa que Dios me esté mostrando al hombre de mi vida… ¿o será que si?... Yo realmente lo que no quiero es ilusionarme con alguien que ni siquiera conozco. 

—Jum, yo creo que debes pedirle a Dios dirección y entendimiento —apuntó Magdalena; luego, comenzó a exponer sus pensamientos, algunos un poco fantasiosos —. De pronto puede que vayas a conocer a ese hombre de tus sueños y sea mucho mejor de lo que tu crees; un hombre de Dios super maravilloso que te va amar y con el que van a ser muy felices. Así como yo lo voy a ser con Pipe, y todos vamos a servir al Señor y seremos las mejores parejas…

—Pero si ves, ya empezaste otra vez con lo de mi hermano. No, no, no. Más bien ven y te doy los bocetos. 

 Queriendo evitar, según ella, más ideas absurdas de Magdalena, Luisa se levantó rápido y de la misma manera buscó la carpeta de trabajos en su escritorio. La encontró de manera fácil y se la entregó a la morena. 

—Vas a ver que tengo razón amiga —insistió Magdalena —, cuando te encuentres con ese joven y te des cuenta de que de verdad es todo un galán, tendrás que venir y pedirme perdón por no creerme. 

—Vamos más bien que se me va a ser tarde. 

 Magdalena no molestó más y salió de la habitación. Luisa fue detrás, no sin antes tomarse un breve momento para indagar en las palabras de su amiga; quiso en gran manera que la morena tuviera razón, que el joven que veía al dormir fuera en verdad el hombre ideal que Dios le tenía. 

¿Será que algún día lo conocería? ¿Quién era él? ¿Dónde estaba en aquel momento?. Quedaba esperar el día de su encuentro, sin saber verdaderamente si ese día llegaría. 


Holi!

Gracias por leerme.

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Bendiciones.

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