Maximiliano consideraba que las redes sociales no daban ningún fruto si solo se usaban para el chisme. Sí tenía, pero las destinaba para su familia y nada más. Por el contrario, Antonella documentaba cada cosa de su vida y, ahora que se encontraba trabajando como actriz, las publicaciones se incrementaron al triple. Marcela compartía su opinión con él, y tampoco subía fotografías de su vida cotidiana o información personal, solo de trabajo y eso cuando Sofía se encargaba de recordarle.
Sábado en la noche y tocaba trabajar. Ese día se llevaría a cabo el estreno de una película de la productora y los que habían ido a la oficina se volvían locos. La idea de asistir al evento le pareció agradable porque saldría de la rutina y se codearía con gente del medio y políticos que nunca faltaban. Iría como asistente de su jefa porque tenía programadas dos entrevistas en inglés, aunque confiaba en que las respondería sin necesitarlo. Antonella comprendió que se trataba de trabajo y no insistió en ir porque no quería importunar ni quedarse sola.
Para la vestimenta él optó por el típico traje negro y lo combinó con una camisa lila; Marcela eligió un vestido largo color vino que tenía un escote pronunciado en la espalda y puso especial interés en su maquillaje y peinado.
Apenas llegaron al lugar, que arreglaron con gran esmero, se toparon con un personaje que no esperaban. Illescas entraba casi igual que ellos, iba acompañado de una joven dama que parecía desinteresada en el evento.
—Esteban —lo llamó Marcela más por educación que por tener ganas de saludarlo—. ¿Cómo has estado? ¿Te están tratando bien en el proyecto?
—Excelente, no tengo queja. Gracias por tu cortesía. ¿Y a ti qué tal te va? —le respondió con énfasis, besando su mejilla y luego presentó a su pareja.
—Más que bien también. ¿Recuerdas a Maximiliano? —De inmediato señaló a al hombre que tenía a su lado y que lucía demasiado serio.
—Por supuesto.
Los caballeros se saludaron pretendiendo que se agradaban, era necesario portarse con hipocresía.
Ambas parejas se mantenían en la entrada del lugar que se comenzó a llenar de gente. La acompañante del director se separó para saludar a una conocida que divisó y Marcela fue interceptada por un periodista que le pidió unos minutos, dejando a su intérprete a solas con Illescas.
—Entonces, ¿sí la entretienes bien? —le insinuó Esteban a Max antes de que pudiera excusarse, cambiando su comportamiento por uno descortés.
—No sé a qué se refiere... —quiso parecer que no comprendía. Había demasiadas personas allí como para iniciar una discusión.
—¡Ja! ¿Crees que no se nota? —interrumpió con obviedad—. Los que la conocemos lo sabemos con solo verla.
Maximiliano se envaró porque no iba a permitir que lo amedrentara.
—Estoy aquí porque soy su asistente también.
Illescas dio un paso hacia él para regresarle la intimidación de la que fue víctima en Madrid.
—Eres el pendejo en turno —soltó con desprecio usando una voz baja para que solo él escuchara y tratando de imitar el acento mexicano—. Así que no te hagas muchas ilusiones porque seguro no llegas a fin de mes. —Su afirmación logró hacer que Max ardiera en ganas de golpearlo—. Ha sido todo un placer.
El hombre se retiró, dejándolo con el enojo fluyendo por todo su ser, pero sabía que debía ser prudente, ¡era tiempo de sacar sus conocimientos para poder fingir un estado de ánimo que no sentía!
Marcela se liberó rápido y buscó a su compañero, encontrándolo sentado y aislado en una banca dentro del recinto.
—¿Te ha pasado algo? —indagó en cuanto estuvo frente a él.
—No —pero su voz reflejaba lo contrario a la respuesta que dio.
—No lo parece.
—Estoy bien, no te preocupes. —Pronto su estado de ánimo mejoró al verla y se puso de pie, respiró, y ambos permanecieron frente a frente, tomándose el atrevimiento de contemplarse por un breve momento. ¡Se veía tan bella! Todo su malestar desapareció con su presencia y deseó poder tener la libertad de darle un beso y estrecharla, pero tenía claro que algo así no era posible.
—Debemos entrar —le dijo ella para que avanzaran.
—Vamos. —Caminó a su lado, pero sin tocarla.
El evento transcurrió sin más incidentes y, cuando se zafaron, él eligió irse a su departamento porque Marcela tenía que ir a casa de sus padres para organizar pendientes.
Apenas llegó a su recámara se tiró sobre la cama y para su sorpresa el teléfono vibró. De reojo vio que era su hermano mayor quien le escribió a esa hora y se apresuró a responder porque le preocupó que siguiera despierto. Al abrir el mensaje vio una fotografía. ¡Eran él y su jefa justo en el momento en el que hablaban creyendo que lo hacían sin que llamaran la atención!
Dionisio 01:45
No sé por qué sospecho que ahí hay algo
Max 01:46
Para nada. Es trabajo y ya.
¿Qué haces despierto?
Me asustas
Dionisio 01:48
Como si no te conociera...
Pero no te preocupes, no digo nada
Solo espero que tengas cuidado
Mamá quería ver si subían fotos
Dice que ese corte se te ve horrible...
Estoy jodiendo, dice que te ves guaperrimo,
no más que yo, claro, pero ahí la llevas
Max 01:49
Dile que le mando un abrazo.
Me voy a dormir, estoy molido
Dionisio 01:50
Bye. Salúdame a la rubia
La impresión de saber que los habían fotografiado y que esa imagen había llegado tan rápido, incluso a su familia, lo dejó pasmado. No se les veía en nada comprometedor, pero sus miradas decían mucho. Checó la página de origen, era de noticias y el encabezado decía: "¿Será el guapo guardaespaldas de la conocida productora su actual interés romántico?". De inmediato supo que Antonella la vería, no tardaría mucho, o tal vez ya la había visto... Como sea que fuera, sería algo inevitable. Se preguntó si ella también haría suposiciones, dejándose llevar por lo que decía la página que lo publicó... No sabía qué pensar, pocas veces demostraba sentirse celosa, pero podía pasar que lo sorprendiera intentando descubrirle una infidelidad. La urgencia llegó, no quería problemas. Envió mensajes a la página amarillista exigiendo que quitaran la fotografía, esperando que su acción desesperada sirviera de algo.
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El Intérprete ©
RomanceLa repentina crisis económica que sufre la familia de Maximiliano Arias, un estudiante aspirante a actor, lo lleva a buscar empleo para poder costear el último semestre de su carrera. En un golpe de suerte es contratado como intérprete de la seducto...