𝐒𝐀𝐍𝐈𝐓𝐘 𝐈𝐍 𝐋𝐎𝐕𝐄 [Yᴀᴋᴋᴏ Wᴀʀɴᴇʀ×Lᴇᴄᴛᴏʀᴀ]

𝐒𝐞𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 7.

[ P. O. V Narrador Gerson]:

Siempre me pregunté la mayor diferencia entre un Toon y un Humano.

Si, los Toons solamente tenían que actuar, les pagaban y era todo.

En mí caso, desde que recuerdo, he tenido que trabajar duro para resaltar.

Pero, ¿Tienen algo en común?

Con lo que llevo aquí, se que ellos son bastante dinámicos, adaptables, talentosos. Ninguno había salido diferente a como lo planearon.

Todos eran exactamente como querían.

Y ese era el error, todo era como LOS HUMANOS querían. ¿Qué había de ellos? ¿No podían opinar?.

Llegué a la conclusión: Si eran tan talentosos ¿Porqué no darles una nueva labor? a mí parecer, con esa energía y creatividad podrían ayudar en muchas cosas.

La música, coreografía, escenarios, maquillaje. ¡Era infinito lo que podían hacer!.

Claro que dar esa opinión no fue del agrado de los demás, según ellos, si los Toons cambiaban sus actividades las cosas se saldrían de control.

No debía ser así, los humanos siempre han estado por sobre los Cartoons. Este no debía ser una exención para el caso.

Los cargos no cambiarían, y todo sería igual. No había logrado hablar con los mayores ejecutivos, quienes según sus asistentes no tenían tiempo para atender mí presencia.

Excepto ella.

Nora, mí única posiblidad.

— ¿A qué nivel he caído? — mí relación con ella no era muy cercana, de hecho creo que me aborrece. Pero aquí estoy, como el imbécil que soy, llevándole café hasta su oficina.

Bien, intenté con ____________. No la persuadí y no funcionó. Un café con leche no tiene porque fallar.

Toqué la puerta dos veces, de manera suave para no recibir un posible golpe con su tacón en forma de bienvenida dirigido para mí rostro.

— Nora, ¿Está ocupada?

Temble unos segundos, el simple hecho de que no me respondiera ya me ponía nervioso. Esa mujer sin duda me tiene temblando, y no en el buen sentido.

Me atreví a utilizar toda la valentía que había reunido, avancé para entrar a su oficina y colocarme a solo unos pasos de distancia para estar frente a ella.

Como si yo no estuviera ahí, me ignoró y siguió revisando los papeleos y archivos en el mesón.

— Yo ah...te traje café. — No elevó la vista, solo asintió siguiendo centrada en lo suyo.

Dejé el vaso en su escritorio lentamente, volví a ponerme firme a la vez que jugaba con los botones de la manga de mí camiseta, tratando de hacerme ver.

— Ya puede retirarse Méndez — no, no podía irme así,vine aquí para hablar no solo para fingir ser su secretario, empecé a balbucear en voz baja —.¿Tiene algo que decirme?