Realmente Michael a veces se cuestionaba el sentido de la vida, quizás por eso su depresión, pues la verdad, todo era tan extraño, sin sentido y sin ninguna lógica.
Como lo que había sucedido la tarde anterior, donde comenzó a trabajar por extrañas condiciones en una tienda de juguetes sexuales, cuando era un menor de edad que solo iba en busca de feromonas que utilizaría con su anillo vibrador.
Se llevó las feromonas, pero también estuvo dos horas siguiendo instrucciones, ordenando cajas y haciendo preguntas sobre objetos que eran tan desconocidos para él.
—¿Qué es esto?
En sus manos había un objeto en forma de una letra "C". No entendía su uso.
Luke se había acercado a él, le arrebató el juguete de las manos y de uno de los costados, apretó un botón.
—Vibrador de doble estimulación.
—¿Osea que hay más de una estimulación? —consultó Michael confundido, recibiendo el vibrante juguete en sus manos. Luke lo había mirado con su ceño fruncido.
—Michael, hay hasta con triple estimulación. Esos vienen en la próxima caja.
El ahora pelinegro joven, se adentró al salón en donde tenía clases, aún sumergidos en sus recuerdos de la tarde anterior. Sentía la mirada de sus compañeros y como las conversaciones se detenían mientras caminaba a su lugar, al último pupitre del salón.
¿Odiaba a sus compañeros? No, pero muchos no le agradaban, además que Michael no solía salir con compañeros de su instituto, incluso tenía solamente una amiga dentro de ese infierno y gracias a ella, charlaba con otras personas. Había que agregar que Michael generalmente no participaba en la vida social del instituto, eso en otras palabras, quiere decir que Michael no asistía a partidos de futbol americano de la selección escolar, como tampoco a las fiestas.
Prefería mil veces las fiestas de fraternidad y a los universitarios, que tenían más experiencia y tenía mayor libertad de hablar de cualquier estupidez que se le cruzara por la cabeza sin temer a que lo juzgaran.
—¿Por qué no tienes ojeras? —una voz lo distrajo de sus pensamientos y levantó su mirada verde para toparse con una muchacha de cabello rosa, pecas, y su uniforme escolar perfecto.— ¿Y por qué no me dijiste que te tinturarías el cabello negro?
Michael apenas podía lidiar con la camisa blanca y los pantalones de vestir verde musgo.
—Tú me traicionaste cuando hace un mes te teñiste el cabello rosa sin decirme —respondió Michael, viendo como su mejor amiga se sentaba en el pupitre de su lado, sacando su libreta de apuntes y el libro de historia.— Además, para tu información, estoy intentando no ir a fiestas los días de semana.
—Pero aún así te ves cansadísimo —reparó Ashley, arreglando los pliegues de su falda. Michael suspiró, apoyando su espalda en la pared, girando su cuerpo hasta su mejor amiga.
—Es que estoy trabajando —dijo con orgullo, solamente logrando que la pelirrosa arrugara su ceño ante la confusión.
—¿Y por qué estás trabajando si prácticamente tu papá es dueño de las empresas de la mitad de los padres de los que están aquí presentes? —consultó Ashley confundida, pero antes que Michael pudiera responderle, la maestra entró al salón, exigiendo silencio y disciplina.
En vez que Michael prestara atención como su mejor amiga y anotara cada cosa que dijera la maestra, él se volvió a perder en sus pensamientos, y como en la tarde anterior de verdad conoció demasiadas cosas.
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How to sin? » Muke
Teen FictionUna de las ventajas de la edad, es que logras obtener experiencia a partir de numerosas situaciones. Luke, era inexperto en muchos ámbitos, aunque cueste creerlo, sin embargo, existía un campo donde era un total experto. Michael, a pesar de su cort...