Capítulo 6

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Frank no tenía de otra, fue obligado a firmar el divorcio. Se odiaba tanto... Él había causado todo esto, y lo sabía, por eso es que se odiaba tanto. Las lágrimas bajaban de sus ojos avellanas sin permiso alguno, caminaba por las oscuras calles de Jersey, dirigiéndose a algún bar que haya cerca para poder beber hasta no dar más, quería dejar de sentir ese dolor en el pecho al menos por un momento. Sin Gerard se sentía a morir, ya no era el mismo que hace un mes atrás... Su aspecto apestaba, su barba estaba muy crecida y su cabello bastante largo y muy maltratado, tenía grandes ojeras bajo sus ojos, aliento a alcohol todo el tiempo, pero sinceramente ya nada de eso le importaba, sólo quería a Gee.

Entró a un bar que por suerte se encontraba abierto, estaba algo vacío, muy pocas personas había en el lugar.

— Buenas noches, ¿Qué le sirvo?— Preguntó con una sonrisa el empleado del lugar, se veía muy feliz. A veces Frank quería sonreír para tratar de ser amable, pero por más que quisiera no podía.

— Vodka — Murmuró con voz ronca, sentándose en aquel banco de madera, esperando por su salvación; La bebida.

— Basta, Frankie — Decía Gerard riendo, ya que el tatuado lo había cargado en brazos hasta la habitación del hotel. Hoy realmente era un día bastante especial. Ambos reían mientras se dirigían a su habitación correspondiente, nadie se encontraba en los pasillos debido a la hora, seguramente todos dormían. Frank, con Gee en brazos, pudo abrir la puerta — Soy muy pesado para que me cargues — Rió Gerard, ocultando su rostro en el cuello del tatuado, quien soltó una pequeña risita ante la mentira que su esposo acababa de decir. La verdad es que su Gerard no pesaba nada.

— No pesas nada, Gee — Le susurró con ternura al mismo tiempo que con su pie cerraba la puerta para así tener más privacidad. Lo acostó con mucha delicadeza sobre la cama, los penetrantes ojos esmeraldas de Gerard lo veían con amor, y los de Frank también — Te amo tanto, mi amor — Se posicionó encima de él con cuidado de no aplastarlo — Eres el amor de mi vida...

— Y tú el mío, Frankie — Contestó Gee con una pequeña sonrisa, mostrando sus pequeños y perfectos dientes, haciendo que el corazón de Frank se derrita al ver tal perfección. Gerard era tan perfecto... El castaño de ojos avellanas se acercó a los labios de su amado, y sin hacerse esperar unió sus bocas en un tierno y lento beso que llenó a ambos de amor. Era increíble sentir tantas cosas con tan sólo un simple beso, pero para ellos era más que eso, porque siempre los hacía sentir en el paraíso.

— Dame otro — Pidió Frank, no tenía idea de cuántos vasos de vodka había tomado, sólo sabía que todavía no era suficiente para poder dejar de sentir ese jodido dolor en el pecho.

— Señor... ¿No cree que ya fue suficiente?— Le preguntó el joven que era el encargado de servirle su amada vodka. Estaba preocupado por el cliente que tenía, ya que murmuraba cosas y pequeñas lágrimas bajaban de sus ojos, también estaba bebiendo demasiado.

— Cierra la puta boca y dame otro — Gruñó.

— ¿Tienes cómo pagarlo?— No pudo evitar preguntar eso, pero era una pregunta necesaria.

— Yo... — Dirigió sus manos tatuadas a los bolsillos delanteros de su jean, pero allí no había nada. Estaba jodido — No.

— Tendrás que pagarlo.

— Ya sé — Dijo molesto. Tomó su teléfono celular y marcó a la única persona que podría ayudarlo a salvarse de esta — Bob...

— ¿Dónde estás, Frank?— Preguntó su amigo, ya que el tatuado aún no había vuelto a casa después de horas de estar fuera.

— Necesito ayuda... — Contestó algo apenado, literalmente se odiaba por lo que estaba por hacer, iba a pedirle prestado dinero a su mejor amigo,y no sólo eso, sino que también lo venga a buscar porque él en estas condiciones no podría llegar a casa.

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora