ᴄᴜᴍᴘʟɪʀᴇ ᴍɪ ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ [ғᴏʀᴅ x ____]

38. Suciedad

Antes que nada, joder, cuánto tiempo. Segunda, hace dos años de esta secuela de mis libros y creí que ya sería tiempo de ir moldeando el fin de una de mis fantasías favoritas.

Si llegaste hasta aquí y has estado leyendo recientemente los otros libros te invito que me dejes una duda sin resolver que haya dejado.

Espero que les guste mi pequeño regreso ♥️
-Bth

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-¿Estás seguro que es... seguro? -preguntó Pacífica mirando como la entrada de la cabaña estaba algo en ruinas, con algunas columnas rotas y el papel tapiz de las paredes descarapelado.

Dipper soltó una carcajada. -¿Le tienes miedo a un poco de destrucción? Vamos, raromagedon fue mucho peor.

-Pero no por eso quiero que suceda otra vez -dijó mirando como una rata salía de entre las sombras y corría-. Supongo que eso no es parte de Cipher.

Las carcajadas resonaban por toda la cabaña, eran bastante curiosas pero tenebrosas.

-Creo que es en el cuarto de mi Graunty ¿Vienes conmigo? -preguntó tomando la mano de su compañera.

Pacífica mordía sus labios intentando tener valor.

-No lo sé, ¿deberíamos ir?

-Paz, no sabemos dónde estén mis grunkles, Mabel y los trillizos, quien sabe si están en ese cuarto... Ayúdame a encontrar a mi familia, por favor -suplico Dipper apretando su mano.

La rubia solo se tambaleó sobre sus pies y finalmente cedió. Estaba segura que no debían ir pero no podía decirle que no, su familia de menos valía la pena.
Sentía envidia por la familia unida que tenía Dipper y aún que no sabía todo el transfondo de su historia familiar se miraban felices. Se miraban como una familia que ella quería tener.

Ir detrás de una campana y tener que diferenciar tipos de verdes y azules era el menor de sus problemas. El hostigamiento con sus modales y lo que se esperaba de ella fue algo que jamás la dejo vivir. Hiciera lo que hiciera siempre pedían más, jamás había conformidad.

«Conformarse es para los pobres» repetía su madre cuando le cepillaba el cabello una y otra vez por las noches para que fuera perfecto, tal y como ella debía serlo.

-Solo no me sueltes -susurro ella antes de adentrarse en el pasillo.

No podía imaginar otra realidad que no fuera está, al lado de alguien tan agradable. Que viera lo que "los pobres ven cuando no hay dinero", diría su padre, su lindo corazón.

Las maderas rechinaban con sus pisadas ligeras, sentían que en cualquier comento las tablas del piso se romperían y terminarían en los cimientos de la cabaña.
Era difícil ver con la oscuridad del pasillo de la habitación de la pareja Pines.
Pacifica sujeto con miedo a Dipper apuntando a la sombra que se hacía en la oscuridad de la puerta.

Ya no había vuelta atrás

-Vaya, vaya, parece que un par de pajaritos se escaparon de su nido -parloteo Bill sujetando a dipper de la camiseta, hablándole al oído para molestarlo

-¿Dónde está mi familia!? -grito con furia dando patadas al aire mientras miraba a Pacifica aterrarse ante la presencia de Bill.

-Vamos, lo que pido es sencillo, la fórmula de tu tío no debe ser lo más difícil de conseguir en este universo ¿verdad? -dijo dando enfasis en sus palabras.