Desubicados

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Abrí los ojos y tuve que parpadear repetidas veces, pues no conseguía ver tras esa desgarradora luz. Demasiada suerte era que todavía conservara la vista, la verdad, no me habría extrañado perderla.
Tras echar un vistazo, me quedé en shock. Me encontraba en un jardín plantado de césped que parecía infinito. A lo lejos, Lena corría hacia mí y la esfera estaba a mi izquierda, ya no estaba caliente.

- ¡¿Y Lucas?!- preguntó alterada Lena al pararse frente a mí- ¡ Hanna! ¡¿Lo has visto?!

- No. Vamos, hay que buscarlo - contesté intentando aparentar que estaba serena, nada más lejos de la realidad...

- ¡LUCAAAAAAS! - chillamos a pleno pulmón, empezaba a desesperarme-.

Muy de fondo me pareció escuchar mi nombre.

- ¡ Es Lucas! ¡Vamos!- dije esperanzada-.

Corrimos hacia él, los dos se abrazaron y Lena acabó en brazos de Lucas. Creo que... bueno, vamos a dejarlo ahí.

Era curioso porque, de hecho, soñé con este paisaje anoche:

- ¡Eh, chicos! Creo que he descubierto algo, pero tenemos que hacer un experimento para comprobarlo- dije con una sonrisilla-.

Les expliqué en qué consistía.

Nos sentamos alrededor de la esfera, la cogí y le di vueltas para ver si tenía una ranura más onda o algo. Creo que la presioné demasiado porque se comprimió. Luego empezó a calentarse, la dejé en el centro del círculo que formábamos y pensé con mucho empeño en el lugar más fantástico que se me ocurrió, total, no iba a pasar nada... Solo era una prueba...
Que equivocada estaba.

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