De rodillas, Diana le empieza a brotar lágrimas al darse cuenta de que Laya ya no está en el granero.
Diana: (Ya nada tiene sentido ¿Por qué lo dioses no me dan al menos una oportunidad?)
Ana: ¿Diana?
Diana esta tan inmersa en su tristeza y culpa, que no se ha dado cuenta de que Ana también está en el granero.
Diana: ¿Ana?
Ana: -Corre hacia su amiga y le da la mano para que se levante-
Diana: Pensé que te habías ido, que nunca volvería a verte.
Ana: ¿Por qué? ¿por tu madre y sus horribles palabras? Hace falta mucho más que eso para romper nuestro vínculo.
Diana: ¡Oh, Ana! Eres una gran amiga... no te merezco.
Ana: ¿Qué no me mereces? ¡Diana! Eso no es verdad, tú no tienes la culpa de la actitud desalmada de tu madre.
Diana: Es realmente terrible ¿verdad?
Ana: Yo la describiría con otras palabras, pero sé que no te gustaría que hablara mal de tu familia.
Diana: En este caso creo que está totalmente justificado, di lo que quieras.
Ana: -Sacude la cabeza y sonríe- no importa, ya se me ha olvidado.
Diana: (¿Cómo es posible que madre no vea la fuerza y el honor de Ana?) bueno, pues entonces lo diré yo: es una mujer amargada, colérica y desconsiderada de quien no cabría esperar más.
Ana: -Reflexiona sobre las palabras de Diana- todavía es demasiado respetuoso Diana, pero me alegro de que lo hayas intentado.
Se abrazan, dejando que el abrazo sea más largo de lo habitual.
Ana: -Limpia con torpeza algunas lágrimas tercas de las mejillas de su amiga- no hay tiempo que perder, he visto a tu padre con Laya detrás del granero, todavía podemos salvar al corderito ¡deprisa!
Diana corre tras Ana hasta que se detiene bruscamente y ambas se asoman a la esquina de la parte de atrás del granero.
Diana: (Laya está atado en el lugar que padre hace los sacrificios, y padre...está preparándose para el terrible momento)
Ana se vuelve a Diana y le susurra, mientras el cuerpo de la chica empieza a temblar de angustia.
Ana: Distraeré a tu padre, tú desata a Laya y huye.
Diana: -Asiente y se centra en su misión-
Un instante después, Ana sale de la esquina y camina con normalidad, silbando con las manos detrás de la espalda.
Ana: Buenos días señor, un día fantástico para un sacrificio ¿verdad?
Padre: -Mira durante un segundo a Ana y sigue con los preparativos- ¿tu no eres la hija del pastor?
Ana: Así es, señor.
Padre: ¿Qué estas haciendo en esta granja?
Ana: Señor, mi padre me envía para pedirle un favor.
Padre: Oh, vaya ¿en serio? ¿de qué se trata?
Ana: Le gustaría pedirle prestado un rastrillo, padre ha decidido cultivar un huerto, hay muchas bocas que alimentar y la boca escasea.
Padre: -Se detiene y mira a Ana con el ceño fruncido- ¿y cuánto me devolverá el rastrillo?
Ana: Se lo devolveré enseguida, señor.
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Princesa Liana
FantasyHace mucho tiempo, la familia real fue asesinada por una bruja malvada. En aquel momento, el tiempo se detuvo en todo el reino. Oculta entre campesinos, una verdadera princesa debe descubrirse a sí misma.