Título: Familia
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Decir que estaba agradecida con Mando era poco, le debía mi vida entera.
Además de eso, el Mandaloriano ya era el dueño de mi completo corazón, por alguna razón, su silencio y actitud totalmente fría y calculadora habían logrado atraparme. Din era hermoso, jamás lo había visto sin su casco, pero no necesitaba hacerlo para saber que era totalmente hermoso.
Había curado sus heridas cada que llegaba de alguna misión, así que pude ver el color de su piel. Esa piel morena, color calena, me había llevado a imaginar demasiadas veces el cómo serían las facciones de su rostro.
A veces lo imaginaba con cabello castaño o negro, con ojos color hazel o negros, con vello facial o sin él; y cada una de las posibilidades solo me hacían amarlo más. Él era un hombre increíble y su físico solo me haría amarlo aún más.
— Brr.
Aquel sonido me sacó de mis pensamientos, el Niño estaba a mis pies, extendiendo sus brazos en busca de ser cargado.
— Aw, ven aquí, pequeño.
Yo sonreí, para luego agacharme un poco y tomar al bebé entre mis brazos, aunque ya no era tan bebé que digamos.
Él empezó a jugar con sus manos y luego con mis rostro, dándome cosquillas y haciendo que yo riera. El Niño era una total ternura, podría cargarlo de por vida.
D I N
Ya nos habíamos alejado lo suficiente del planeta como para poder encender el piloto automático. La última recompensa, por la cual había sido contratado, resultó ser muy fácil de capturar, aquel hombre ni puso resistencia al verme, por ello no estaba del todo cansado.
Solté un suspiro bajo el casco, encendiendo de una vez por todas el piloto automático y dejando vacío el asiento en el que estaba. Me dirigí a la parte baja de la Razor Crest, buscando a __________ y al Niño.
Ellos dos eran mi razón de supervivencia ahora, no podría perdonarme el dejarlos a los dos, no ahora que éramos fugitivos debido a los que buscaban al Niño y los antiguos dueños de __________.
Claramente el Niño era buscado por sus increíbles dones y ________ era buscada por el simple egoísmo de comerciantes del mundo bajo, comerciantes de personas.
Recuerdo como fue la primera vez que la vi, yo había ido a su planeta debido a que ofrecían una fuerte cantidad de créditos por ciertas recompensas. Al llegar al lugar del cliente, ella estaba en el centro de lo que parecía una mesa de baile, con ropa de encaje que solo le cubría sus pechos y parte baja, bailaba para distintos hombres de distantas especies y lo que más llamó mi atención fue la cadena enorme que traía en el cuello.