II

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-Si vuelves al pasado ten presente que no habrá futuro- le dijo una parte de sí mismo en su mente, interrumpiendo los recuerdos que estaba teniendo en ese momento del inicio de su viaje personal, como si su subconsciente quisiera que no escarbe en el trajín de la memoria y deje de drogarse con nostalgia.

Ahí estaba el tipo, veinte años después de que era aquel chico tímido entrando por segunda vez a un colegio en toda su vida, parado en una esquina del patio de la misma casa dejando apoyar su espaldar en la bifurcación de paredes, sosteniendo el vaso medio lleno de agua insípida el cual bebía mientras miraba las escasas plantas y geranios bajo el nostálgico cielo tardío siempre presente a las seis de la tarde, acomodándose los lentes de vista.

Fue escaleras arriba tras ser interrumpido su recuerdo infantil en dirección a su habitación a hacer cualquier cosa menos estudiar o hacer tarea. Más temprano que tarde, marcaron la una y media de la madrugada y antes de conciliar el sueño poseyó la continuación de esa memoria del antaño.

Educación Inicial se convirtió en una penumbra soportable. El Forastero se vio enfrentado a tener que convivir con otros niños, cada quien con su personalidad que los hacía diferentes del resto. En este panorama, el pequeño tenía la conducta de un soldado en el ejército; no hablaba a menos que le preguntara algo la profesora y si debía decir "sí" o "no" solo ladeaba la cabeza. A pesar de su conducta exageradamente pulcra en clase, en momentos de receso no dudaba en jugar a las peleas con los demás varones. Otra cosa que le era un alivio se basaba en que podía llevar juguetes cualquier día, cosa que disfrutaba.

A propósito, los juguetes fueron algo que lo marcarían en esta etapa, eran su adoración, hasta el punto que tenía una cantidad ridícula aglomerados en su cuarto, pues cualquier juguete como obsequio era bien recibido, aún más si eran del Hombre Araña, Ben 10, Power Rangers o Transformers.

Aunque casi siempre el Forastero lloraba en el jardín por alguna razón ignorando por completo la exhortación que permanecía presente en su mente desde el día que nació, tenía sus glorias y es que, por sus habilidades anteriormente mencionadas practicadas antes y durante su estancia en el jardín, era admirado, alabado, respetado y amado no solo por los docentes, sino que era una especie de mesías de sus compañeros. Agradaba a todos, era como el hermano mayor o un adulto incluso. Se le acercaban y le hacían preguntas relacionadas al inglés, al dibujo, a los programas de televisión que los niños veían y un largo etcétera. Recuerda que un día estaban dibujando en clase y todos los varones se le acercaban para que les dibujara algún alienígena del afamado Ben 10 y él lo hacía con algo de temor, porque hasta donde sabía, pararse y hacer bullicio en clase no estaba permitido, pero por las esperanzas que recaían en sus hombros se sintió moralmente obligado a regalarles los tan pedidos trazos, como el llamado a un acto de heroísmo.

Pasaron los años y recibió una intimidante noticia: lo llevarían a otro colegio para comenzar la Primaria. Su torrente sanguíneo se heló al saber que peregrinaría a otro lugar, alejado de su vivienda, pero le reconfortó que su mejor amigo de Inicial, el Buen Amigo, estaría ahí también.

Como era de esperarse, hizo caso omiso de la primera voz que escuchó en su vida y comenzó a llorar cuando lo llevaron a la gran escuela. La ceremonia de inicio escolar finalizó y con el Buen Amigo marchó al salón de clases designado. Se sentaron juntos, al lado de una niña totalmente diferente a ellos, pues no conocía la timidez ni el miedo a romper las reglas. La profesora sacó al par de amigos a ser presentados, dándose cuenta el Forastero que se trataba de un grupo de veinte niños que ya se conocían de antes entre ellos, haciéndolo irónicamente un literal forastero y eso no era todo, pues yacían otras dos secciones más de primer grado.

Sus padres pensarían que su camino a eliminar su "forasteridad" sería ayudado en gran medida gracias a la Primaria, pero fue todo lo contrario. Una época de constante lucha iniciaría para el pobre niño, cuya fragilidad emocional se pondría a prueba con los peligros y enemigos a enfrentar en ese feroz campo de batalla llamado colegio.

Llora lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora