Parte Única

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La quinta vez que el hechizo falla, Wei Wuxian golpea una pared con tanta fuerza que se lastima la piel de los nudillos.

Normalmente no le gustan las explosiones de ira durante la jornada laboral, pero Wei Wuxian cree que todo el mundo tiene momentos de debilidad de vez en cuando. Así que, después de maldecir colorida y expresivamente durante un par de minutos, se limita a alejar las columnas de humo y el hedor acre de la magia fallida, y se sienta en el suelo. Respira lenta y largamente por la nariz para calmar su tartamudo corazón y susurra un sencillo encantamiento curativo; los cortes de sus nudillos empiezan a cerrarse lentamente y a picar con un calor agudo a medida que la piel se vuelve a unir. Mientras espera, Wei Wuxian inclina la cabeza hacia atrás y contempla las decisiones que tomó en su vida hasta ese momento, que fueron, empieza a sospechar, bastante terribles.

La cuestión es que simplemente no sabe por qué el hechizo no funciona. Pensó que tenía todos los componentes resueltos. Esto no es nigromancia normal, por supuesto; si lo hubiera sido, Wei Wuxian podría haber hecho el hechizo mientras dormía. Pero pensó que, con un pequeño ajuste, no sería muy difícil hacer lo imposible.

Después de todo, ya lo hizo antes.

Poniéndose de pie, Wei Wuxian sacude su mano una vez lesionada y mira con escepticismo los restos carbonizados de los componentes de su hechizo.

"¿De qué no me estoy dando cuenta?", susurra para sus adentros.

Llaman a la puerta y una voz dice: "Ey, necesito reponer los talismanes para dormir sin sueños. ¿Puedo pasar?"

"Sí, sí", Wei Wuxian responde con cansancio, y se da vuelta para ver cómo Wen Qing abre la puerta y se cuela dentro. Rápidamente cierra la puerta tras de sí, antes de que nadie de los que pululan por la tienda pueda ver la trastienda.

La nariz de Wen Qing se arruga dramáticamente mientras observa toda la triste escena. Tose una sola vez, casi con elegancia. Y luego dice: "Será mejor que no sea tu sangre la de la maldita pared, Wei Wuxian".

"¿Qué sangre?" Wei Wuxian pregunta, agitando una mano. La sangre sisea, chisporrotea y luego desaparece, dejando tan solo una tenue mancha de aspecto antiguo con la forma aproximada de un puñetazo.

Wen Qing pone los ojos en blanco y cruza la habitación para buscar en uno de los enormes armarios de almacenamiento, pegado a la pared del fondo. Se endereza, con los talismanes en la mano, y se dirige a la puerta.

"Limpia aquí atrás", le dice a Wei Wuxian. "Apesta".

"Obviamente", responde Wei Wuxian, un poco malhumorado.

Wen Qing vuelve a mirar los componentes del hechizo y luego a Wei Wuxian durante una fracción de segundo antes de darse vuelta para irse.

"Narciso", dice, justo antes de que la puerta se cierre detrás de ella.

Wei Wuxian parpadea tras ella durante un segundo antes de llevarse una mano a la frente y repetir: "Narciso", en un tono de inconmensurable sufrimiento.

*

A la mañana siguiente, Wei Wuxian se levanta de la cama tan temprano que debería ser criminal. Se viste aturdido, abrochando incorrectamente el cierre de su capa con capucha cuatro veces antes de conseguir hacerlo bien. Cuando sale de su apartamento, todavía está casi oscuro, y en el horizonte apenas se vislumbra el amanecer, azul grisáceo. Hace un frío intenso, señal de la llegada del invierno. Las aceras están llenas de hojas caídas, incrustadas de pequeños fractales de escarcha.

Wei Wuxian sabe muy bien adónde va, pero de todos modos busca la dirección en su celular, para asegurarse. La Tienda Bichen se encuentra en un edificio diminuto, a una o dos calles de Yiling Laozu Encantamientos de la Suerte y Eliminación de Maldiciones, en una pequeña calle lateral adoquinada y alejada de la vía principal. Cuando Wei Wuxian llega a su destino, las calles están todavía casi desiertas, pero las luces de su interior brillan con un tono dorado. Lo único que identifica el frente del edificio es un cartel del tamaño de la palma de la mano en la puerta con el nombre de la tienda y las palabras: PROPIETARIO: LAN WANGJI.

Algo MalvadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora