Para Theresa volver a casa de su padre había sido un maldito desastre. La detuvieron los guardias de seguridad que ni siquiera sabía que su padre tenía y la dejaron esperando horas en la calle hasta que su madrastra, la Duquesa Shopie de Grandchester la dejó pasar al despacho de su padre quién no llego hasta tres horas después por estar haciendo leyes y reformas en el Parlamento.
El hombre entro haciendo rechinar la puerta y sin decir palabra se sentó en el fino escritorio de madera viéndola con el coraje que no desquitó en un mes o más.
- Eleanor Theresa Graham Grandchester - Nombró ganándose la mejor cara de desinterés de la chica, ja, ¡Se acordaba de su primer nombre! - tienes una idea de lo que tuve que hacer para encubrir tu berrinche. ¡La misma reina pregunto por ti!.
Cómo no.
La Reina posiblemente estaba asustada de que una miembro reconocida de la nobleza se haya unido al partido sufragista y en América para variar.
- No puedo creer que hayas ido a ver a esa mujer - replicó haciéndola levantar la cabeza esa mujer hace un momento no tuvo reparó en llamar a su hija por el nombre de ESA mujer. - ¿¡Que dirá la familia de tu prometido!?
Y había vuelto a dar un largo sermón de la historia de la familia real británica, su importante reputación y demás cosas que Terry escucho sin interés.
Pero definitivamente lo peor había sido el altercado con su madrastra.
- Así que esa mujer te hecho de su casa... - recordó con toda la mala intención que tenía en su gordo cuerpo. -¡Qué vergüenza!, La hija de una vulgar actriz en MI casa - tomo la chaqueta blanca de la chica con el abanico haciendo un gesto de asco - no podía esperarse más de una ramera americana.
Y fue suficiente, Terry camino hacia ella arrebatándole la chaqueta y mirándola con todo el coraje que tenía en ella.
- Señora... - ladró quedando frente a ella haciendo notable la diferencia de altura - Váyase o su cara de cerdo será más fea - la mujer la vio ofendida pero a la vez aterrada por esa mirada fría y el que la estuviera viendo hacia abajo por ser más pequeña que la chica.
- ¿Me dijiste cerdo? -
Sin más le abrió la puerta y la furiosa Duquesa salió lista a reprochar a su esposo.
- Querido. Te ruego que eches a Theresa de esta casa - dijo una vez que reunió a su hija, su hijo y el pequeño bebé de un año en la mecedora, era evidente que deseaba tener a sus hijos presentes, para como siempre recordarle al hombre que era su esposo desde hace diez años quienes eran los verdaderos herederos y de paso recordarle a los niños que su hermana mayor no era parte de su familia y debían aborrecerla.
El hombre ni se inmutó, con su elegante bata y su puro en la boca solo le limito a levantar la vista del periódico que claramente era más interesante que su esposa y luego volvió a ignorarla preguntándose ¿Enserio dejo a Eleanor, por quién ahora no lo dejaba ni leer en paz su periódico?
Por su parte Terry descargo todas sus emociones llorando en silencio sobre la puerta cerrada, para luego sacar de su maleta lo que no necesitaba para el colegio y volver a tomarla para salir cuanto antes de esa casa.
Bajo las escaleras y vio la reunión improvisada, el bebé se había despertado con los gritos de la mujer y su hermana Elizabeth trataba de calmarla junto con Henry. El Duque seguía en su lectura malhumorado por el escándalo.
No se detuvo a mirarla y solo cuando abrió la puerta el hombre levantó la vista para ver como la chica salía de la casa. Afuera había un auto ya listo para mandarla al colegio y esperaba no verla hasta la próxima reunión de padres.
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Grandchester, la rebelde Lady. (Candy Candy fem Terry)
Fanfiction¿Por qué nadie lo ha pensado? El rebelde caballero inglés que todos conocemos, tendría otra historia si hubiera sido una chica. ¿se imaginan al pobre Duque mandando a su hija al colegio de monjas más estricto de Inglaterra solo para descubrir que ni...