Una historia casi divertida

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Ayer no tuve tiempo de escribir nada debido a que estaba estudiando para un examen que presenté hoy... Pero ayer fue un día que tenía mucho, muchísimo, sobre qué escribir y los que me conocen saben porqué lo digo.

Comenzaré del momento que marcó mi día, porque la verdad, el tiempo anterior a ese momento me la pasé como zombie.

Era la penúltima clase del día, estaría dos horas en clase de matemáticas, sin hacer nada porque el profesor nunca nos ponía a hacer nada. Los grupos de tercer grado habían salido de clase a las 11:00 a.m y eran las 11:20 a.m cuando ya casi no había nadie de tercero en la preparatoria.

Pedí permiso para ir al baño, pero en realidad no fui al baño; fui donde estaba una amiga y me senté a platicar con ella porque estaba sentada sola. Algunos alumnos de mi grupo no habían entrado a clase y se encontraban jugando a la cuerda, futbol o sólo mirando a los demás hacerlo. Mi amiga y yo estábamos sentadas cerca de la cancha de futbol, desde ahí podiamos ver todo el edificio.

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¿Recuerdan a alguien?

Bueno, por si no es obvio, tengo cierto crush con él.

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Mientras hablaba con mi amiga y observaba el edificio, vi que alguien ya se iba de la escuela, junto a sus amigos y admito que me sentí rara; fue como una decepción el hecho de él yéndose temprano de la escuela, como si la prepa perdiera sentido. Cuando ya estaba por salir, algo le hizo detenerse y volver la vista, volvió a ver a sus amigos y les dijo algo, entonces ellos siguieron caminando y él volvió a entrar en el edificio. Subió las escaleras, entró a su aula y unos minutos después salió y bajó de nuevo.

Mientras tanto, yo lo observaba (sí, tal y como una psicópata) y platicaba con mi amiga, que para ese momento se había multiplicado y ya eramos cinco las que estabamos sentadas viendo al edificio.

Vi la hora en mi teléfono y decidí ir de regreso a clase, porque no quería "pintearme" las clases.

"Me voy a ir al salón, tengo que entrar a mate" les dije a las chicas.

"Yo también voy a entrar" dijo otra y se puso de pie.

"Hay que correr" le dije a mi amiga.

"Está bien" dijo ella y comenzamos a trotar.

Yo iba más adelante que mi amiga y comencé a correr más rápido (estupenda idea, Isabel, estupenda idea). Mientras corría estaba viendo de reojo a alguien, que ya se dirigía a la puerta, pero se detuvo y me vio (o eso creí ver). Cuando me vio, perdí la concentración y tropecé en un pasillo donde había escalones. Fue algo épico, pude ver todo en una especie de cámara lenta y vi mi vida pasar frente a mis ojos; los escalones del pasillo tenían alrededor de metro y medio de separación entre sí, mi única hipótesis es que: tropecé con un escalón a mitad de pasillo, volé por el espacio hasta que mis rodillas estaban posicionadas perfectamente sobre el siguiente escalón y luego caí, casi escuché como tronaban mis rodillas al darse el golpe. Caí hasta el suelo, ni siquiera a gatas, quedé tirada sobre el piso como tronco y mi amiga corrió a levantarme. Me abrazó y yo le respondí, me eché a llorar en silencio como niña de primaria.

Mientras lloraba en su hombro, ella me decía palabras que no entendía y me hacía preguntas que no respondía, porque en medio del dolor, era más fuerte la vergüenza. Cuando estaba cayendo, vi que él aún me estaba viendo, vi la mirada de asombro que tenía y lo único que pude pensar fue:

"Genial, Isabel, acabas de quedar como una completa idiota frente al chico que te gusta, nada puede ser mejor que esto"

Una chica experimentando la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora