Dos meses antes.
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Mis ojos se abrieron al sentir los rayos de sol, miré a la ventana ligeramente abierta y un olor a café me inundó la nariz. Me levanté de la cama y vi a Kacchan en la cocina, alzó la cabeza y me miró.
—Buenos días Midoriya—Sonrió y yo le devolví la sonrisa—, ¿qué tal has dormido?
—Sigo adolorido—Dije mientras me sentaba en la mesa, solté un quejido.
—Lo siento, ayer estaba muy emocionado—Me sirvió café y se sentó en frente de mi.
—No es para tanto, ya lo sabes para la próxima vez.
—¿Y cuando quieres que sea esa próxima vez?—Le sonreí y le toqué la pierna con mi pie por debajo de la mesa.
—Cuando tú quieras.
Él cogió mi mano y la besó, entrelacé nuestros dedos y apoyó la frente en nuestras manos.
—Te tengo que decir algo.
—Dime—Su rostro cambió y me apretó con más fuerza la mano.
—Me han aceptado en la Metropolitana—Me miró serio sin soltarme.
—¿Qué?
Tragó saliva.
—Me—Me miró atento a mi reacción—, me han aceptado en la Universidad Metropolitana de Tokio.
—Que... bien Kacchan—Le intenté sonreír pero mi corazón se estremeció cuando me confirmó la noticia—, pensé que no ibas a presentar la matrícula.
—Así es, no lo hice yo, lo hizo mi madre—Se levantó—. Pero Deku, no significa nada, no tengo por qué ir.
—Pero...
—Nada, yo no tomé la decisión de presentarme, así que no me iré.
Le sonreí y él me secó las lágrimas.
—Está bien.
Él sonrió y me abrazó fuerte.
—Voy a ir a comprar.
Asentí. Miré por la ventana del salón, habían salido nubes.
Habían pasado dos horas desde que salió, empezaba a preocuparme así que me vestí y salí del apartamento, cuando giré la esquina me lo encontré dándome la espalda hablando por teléfono.
—No, sí, mamá sí, lo sé, ya lo sé.
Me quedé escondido para que no me viera.
—Claro que quiero ir, pero...no mamá, no es por él, mamá, en serio, no oye, no le vay-
De repente Kacchan se quitó el teléfono de la oreja y el mío empezó a sonar. Él se dio la vuelta y me descubrió medio agachado.
—¿Midoriya?—Me miró sorprendido.
Mi primera reacción fue salir corriendo. Escuché sus gritos a los lejos llamándome. Volví a casa pero Kacchan era más rápido que yo y me acorraló en las escaleras de los apartamentos.
—Espera Midoriya—Me sujetó de los hombros poniéndome contra la barandilla, recuperó el aliento y me miró—, ¿qué hacías ahí?
—Eh, yo solo iba a buscarte, estabas tardando mucho.
—No, me refiero a qué hacías en cuclillas espiándome.
Agaché la mirada.
—Lo escuchaste ¿verdad?—Su mirada se tornó triste cuando asentí. Me abrazó.
—Kacchan, no te quedes si es por mí, por favor—Enterré mi cara en su pecho y aspiré con fuerza.
—No quiero irme lejos de ti.
—Esto no depende de mí, es tu felicidad, yo estaré bien si sé que tú lo estás.
—Mi felicidad eres tú.
—Kacchan, tu felicidad no puede depender de una persona.
—No depende de tí, tu eres la felicidad, si estás feliz yo lo estoy.
—Entonces yo estoy feliz con el hecho de que tú cumplas tu sueño.
—¿En serio estás bien con esto?
¿Sería horrible decirle que no?
—Sí... creo que sí.
—Te quiero tanto.
Él me abrazó con fuerza.
Sentí como empezó a chispear pero en vez de irnos a casa nos quedamos ahí, sintiendo las pequeñas gotas de lluvia mojarnos. Puedo asegurar que Bakugo Katsuki tiene la sonrisa más hermosa del mundo, y que yo sea el motivo de ella me pone demasiado feliz.
Aunque sea una falsa sensación de felicidad me gustaría que durara para siempre, un perfecto y maravilloso momento.
Cuando volvimos a casa, nuestra ropa estaba empapada, nos dimos una ducha juntos y nos dimos amor y cariño el resto del día.
No quería que eso acabara.
Pero llegó la última semana de julio Kacchan se tuvo que ir.
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Miradas...[Tododeku]
FanfictionMidoriya Izuku, un estudiate de la universidad, que va todos los días a una cafetería, para poder admirar a su musa, Todoroki Shoto. Ninguna de las imágenes me pertenece (si eres alguno de los artistas házmelo saber y te daré tus créditos o quitaré...