12✓Verdades.

28 4 0
                                    

Llevamos aquí dos malditas semanas... ¿Saben que es pasar dos semanas junto a Ferideh?

Lo defino como el maldito infierno, ella solo llora, se toma del cabello, grita llamando a Abdon y luego a Simeón, como si ellos pudieran escucharnos. Está loca.

Con mi dedo dejando salir un poco de lava marco otro palito en la pared rocosa, es así como cuento los días que llevo aquí, es así como estoy descargando mi energía y es así como creo que voy a deshidratar mi dominio, no he consumido mi suplemento en días, así que pronto la lava se irá debilitando, igual que el agua de Ferideh.

—¿Podrías dejar de llorar de una maldita vez?—Miro a Ferideh con odio.

Maldita sea, trato de pensar y ella solo llora y llora, me tiene los pelos de punta, estoy a punto de un colapso nervioso. Ferideh se dispone a ponerse de pie, está débil igual que yo, le recomendaría no moverse mucho porque su energía está a punto de acabarse pero mejor me quedo callada, ella debe tener más experiencia que yo en esta mierda. Quiero preguntarle temas sobre "el otro lado" pero esa maldita solo llora y llora.

—Lo extraño—Susurra pegando su frente contra la pared.

Yo suelto una risa sarcástica. ¿En serio, mierda? Yo creo que Simeón se está revolcando con otra y ella aquí llorando.

—¿Hace cuanto están juntos?—Pregunto de golpe mirándola.

Ferideh se deja caer lentamente por la pared quedando sentada y me mira limpiando sus lágrimas.

—Cincuenta.—Responde.

La miro con expresión de confusión.

—¿Qué?—Pregunto sin entender.

—Llevamos juntos cincuenta años, idiota.

Levanto una ceja expresando mi asombro. Eso es mucho tiempo.

—¿Quién es más viejo?

—Él—Responde juntando sus rodillas cerca de su pecho—Lleva aquí dos siglos.

Mierda, me acosté con un anciano. No puedo disimular mi cara de asco. 

Ferideh me mira con remordimiento y rueda los ojos, tengo que pedirle disculpas ¿No? 

No, no tengo que hacerlo, ella se portó como la mierda conmigo, no tengo porque pedirle disculpas, ella tiene que hacerlo primero.

—¿Cómo sabes lo que viví?—Esa pregunta abandona mis labios.

Ferideh se tensa.

—Solo lo sé.

Me levanto de golpe enfrentándola.

—Dime de una maldita vez, cabrona—La miro con mis ojos calientes de ira.

Ferideh también se levanta, ella es unos pocos centímetros más baja que yo. Me mira con superioridad.

—¿No te dijeron que Abdon ve todo?—Suspiró—Él también puede ver a los mundanos.

Mis ojos reflejan sorpresa absoluta, pero no puedo decir nada, no salen palabras de mi boca.

—¿Por qué yo?—Pregunté en un susurro.

Ferideh se cruza de brazos y mira hacia otro lugar incómoda.

—Desde que naciste estuviste condenada a esto, Abdon supo que serías el tercer elemento cuando Abundio el hombre que hace pronósticos acertados se lo dijo.

Mierda, desde que nací no tuve ningún objetivo en el mundo terrenal.

—¿Dónde está Abundio?—Pregunto.

Después De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora