Capítulo 15

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[ D i f e r e n t e ]

El sonido de mi respiración era lo único que escuchaba, quería calmarme, lo intentaba, pero la oscuridad era aterradora. En mi recamara siempre estaba la iluminación de mi balcón: las estrellas y la luna era lo que veía acostada en mi cama, siempre las miraba hasta quedar dormida.

Pero ahora miro al cielo y tan solo veo enormes nubes grises, apunto de dejar caer una tormenta espantosa.

Observo el callejón oscuro y miró a Beatrice un poco inquieta, realmente ella igual está asustada. Los grandes edificios abandonados, nada de iluminación me ponía los pelos de punta.

—Tal vez no llegará—le susurré a Beatrice abrazándome a mi misma con fuerza.

Ella giró su cabeza hacia mí y cuando estaba por decir algo, el sonido de una ruidosa motocicleta nos hizo gritar.

El hombre traía un casco completamente negro y el faro de su motocicleta nos daba en nuestra cara, cegándonos. Le apreté el brazo a Beatrice completamente helada; ¿y si era ese hombre de la llamada?, ¿me vino a buscar?, ¿me matará?

Cuando las luces se apagaron y el hombre se quitó el casco, lo miré y era Alessandro. Solté un pesado suspiro y lo miré, traía una camisa de mangas negra ajustada, le marcaba sus brazos y su torso, unos pantalones negros y unas botas del mismo color, definitivamente el negro lo hacía resaltar, y más a su piel pálida.

Las dos lo miramos esperando cualquier cosa, o tal vez yo.

Dejo su casco en su motocicleta y camino hacia nosotras con las manos metidas a los bolsillos.

—¿Ellos ya te contactaron?—habló con voz helada al detenerse mirándome completamente serio. Tímida por su comportamiento tan solo negué con la cabeza.

—¿Te han cortado la lengua?—me preguntó de mala manera enojado.

—No...—le susurré. Tragué saliva con fuerza temiendo su siguiente movimiento.

—Empecemos ya, joder—habló entre dientes caminado entre nosotras separándonos y abriendo una pesada puerta metálica oxidada del lugar.

Él entró con total tranquilidad al lugar oscuro y encendió unos cuantos focos del lugar, unos chispearon pero finalmente encendieron.

Beatrice camino al lugar y movió su cabeza para que la siguiera.

Al entrar miré el lugar, era un pequeño cuarto; las paredes grises estaban sucias al igual que el suelo, en el medio había una mesa con dos sillas y en una esquina un sillón para tres personas completamente despedazado color negro.

Alessandro camino al sillón y se acomodó sin siquiera mirar nada a su alrededor. Nos miró totalmente con un gesto neutro; sin ninguna mueca, sin ninguna expresión, sin ningún signo de sus emociones, eso me hacía querer gritar, odiaba no poder saber que era lo que pensaba, lo que haría.

Beatrice y yo nos sentamos en las dos sillas mirando a Alessandro atentas a cualquier cosa que digiera o hiciera. Realmente era yo, esta demasiado nerviosa; miré mis manos temblando y las apreté con fuerza, al levantar la mirada Alessandro veía estás con atención.

—Si queremos rescatarla, necesitamos saber dónde están.

Se levantó dando un largo suspiro y nos dio la espalda.

—¿Te dijo que quería tu vida a cambio de la vida de ella?—preguntó aún de espaldas.

Recordé la voz de ese hombre como si hubiera sido hace unos minutos y tragué con fuerza.

—Si...

—Pero ¿y si ellos la están engañando?, ¿si quieren a las dos?—cuestiono Beatrice mirando a Alessandro con un ceño fruncido.

El hombre en frente de nosotras siguió mirando algo inexistente en el suelo y se dio la vuelta para dejar ver su rostro.

—Llámalos.

Sin creerlo levante la mirada del suelo y lo miré, no tenía esa mirada de cariño como la de Reinaldo, en cambio tenía una helada, fría y oscura mirada, no tenía una sonrisa de comprensión como la de mi madre, tenía una línea en sus labios fuertemente apretados como si el hecho de estar ahí lo enfureciera, no tenía sus brazos abrazándome, tan solo sintiéndome un poco bien como lo haría mi padre, no, tenía las manos echas puños completamente blancos, él no era nada a loque siempre estaba acostumbrada.

Tan diferente.

Lo miré a la cara asustada por lo que acababa de decir... ¿realmente había oído bien?

Se giró para verme a la cara con su habitual frialdad.

cerezaytristeza

Él es más que un chico malo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora