Capítulo VIII: De Regreso

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VIII: "De regreso"

Adriel: - ¿Qué es lo que está pasando, si bajamos hace sólo unos segundos del tren?

Melisa: - El tiempo, se adelantó.

Adriel: - ¿Y qué haremos con Tom? Necesitamos encontrarlo.

Melisa: - Esto se está yendo de las manos. Si no lo resolvemos lo más rápido posible, el tiempo va a ser un desastre.

Adriel: - Tenemos que ir a su casa, espero que aún siga viviendo ahí.

Melisa: - Si sabes un camino rápido, va a ser mejor que empecemos a caminar.

Comencé a mirar a mí alrededor y pude notar a un muchacho que avistaba para todas partes. Pocos segundos tardó en encontrarse con mi mirada. Se trataba de un Agente, como él seguramente habrían algunos más, teníamos que perderlo de vista lo más rápido que podíamos. Las cosas empeoraban, lo menos que necesitábamos en ese momento eran Agentes. Melisa y yo empezamos a apresurar el paso. Otros dos individuos más se integraron a nuestra captura.

Adriel: - No quiero asustarte Melisa, pero lamento informarte que no es uno sólo el que nos persigue, ahora son tres.

Melisa: - Que noticia. Sea uno o sean tres, tenemos que perderlos de vista.

Adriel: - ¿Pero cómo?

Melisa: - ¿Sabes saltar paredones?

Adriel: - No ¿Qué tienes pensado?

Melisa: - Entonces con esto te vas a acordar, o al menos, aprender.

Nuestros ligeros pasos se transformaron en unas apresuradas corridas. Los Agentes detrás de nosotros elementalmente siguieron nuestros movimientos y se echaron a correr para poder alcanzarnos. Doblando por cada esquina que se nos cruzara, llegamos a un callejón, en donde una pared de aproximadamente unos cuatro metro de alto obstaculizaba nuestro paso. Melisa flexionó sus piernas justo antes de llegar al paredón y se lanzó primero hacia él, apoyando las palmas de sus manos como si lo sostuviera. Con el envión del salto, sus pies llegaron a la altura de las manos que se encontraban apoyadas en la pared y nuevamente se impulsó para agarrarse de la viga final del paredón. Con la fuerza de sus brazos logró saltar y pararse sobre el gran obstáculo. Me miró con indiferencia.

Melisa: - ¿Qué?

Adriel: - Nada, nada.

Melisa: - ¿Qué esperas? Salta.

Adriel: - No sé si pueda.

Melisa: - Tú solo salta y haz lo mismo que hice yo.

Con miedo pero sin opción, seguí los pasos de Melisa y doblando mis piernas, salté los más alto que pude con los ojos cerrados. , apoyé mis manos en el paredón, sentí cómo mis pies casi pisan mis dedos y sin pensarlo dos veces, volví a impulsarme para agarrarme del final de la pared. Las manos de Melisa me ayudaron a levantarme, abrí mis ojos y miré hacia abajo.

Adriel: - Wou, no sabía que podía hacer eso.

Melisa: - ¿Te piensas que somos Agentes sólo por ayudar a mantener orden en el tiempo? Hay tantas cosas que puedes hacer y no te acuerdas. De prisa, nos alcanzan.

Dimos otro salto para bajar del paredón por el otro lado y seguimos corriendo. Dos de los tres Agentes que nos seguían saltaron de la misma manera la gran pared del callejón. Melisa tomó mi mano, y de un salto nos subimos a un contenedor de basura que se encontraba a la derecha nuestra, inmediatamente dimos otro brinco para subirnos arriba de un auto a nuestra izquierda. Un último salto nos ayudó a llegar al techo de uno de los departamentos que se encontraban a los costados del callejón.

La Sombra del Reloj: Un Oscuro pasadoWhere stories live. Discover now