xxix. regular special day (2/2)

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1976 ― Sexto Curso

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1976 ― Sexto Curso


Al entrar a la Sala Común de Gryffindor, se encontraron con algunos alumnos haciendo tareas atrasadas, ella nunca se había encontrado en esa situación pues no quería cometer un error, los castigos de los profesores eran las mínimas consecuencias que obtendría. A diferencia de su casa, allí si recibió las miradas mortíferas de las jóvenes que se sentían atraídas al popular chico, pero eso no era nada nuevo.

― Siempre soy tan bienvenida por aquí. ― dijo sarcásticamente, el humor era la única forma con la que podía hacerlas sentir como que no ganaron una batalla que ni siquiera existía. No recordaba haber sido de esa manera cuando era una niña, aunque nunca nadie la había hecho sentir de la manera que James hacía.

― Ven. ― le agarró la mano y cruzaron el lugar hasta llegar a las escaleras de las habitaciones de los hombres.

― Quieres mi muerte, James Potter, nunca debí pensar bien de ti. Tus admiradoras van a asesinarme, ¿cómo he tenido el atrevimiento de subir al cuarto de su hombre? ― pudo notar que el chico había puesto los ojos en blanco, y ambos rieron acelerando el paso en los escalones.

― No te preocupes, no tardaremos mucho. Te tengo un regalo.

― No tenías por qué... ― respondió sinceramente, lo que ya tenía le era suficiente, pero él no dudó ni un segundo en rebatirle en cuanto llegaron al penúltimo piso y se encontraban frente a la puerta.

― Sí, sí tenía que hacerlo, hoy no vamos a discutir sobre esto porque es inútil. Eres una persona y amiga maravillosa y te mereces... Por Merlín, ¿qué podrías no merecer? Te mereces todo lo bueno que viene para ti y más. Solo puedo esperar que nuestra amistad nunca se desvanezca porque a este punto... Ya no me puedo imaginar una vida sin ti. ― lo observó detenidamente a los ojos, no sabía decir si brillaban con intensidad o se encontraban cristalizados por las inminentes lágrimas que correrían por su rostro. Ni siquiera le importaba la tensión que existía, ella sintió el amor que despegaba su mirada, y lo hubiese sentido incluso sin el lío en el que se encontraban. Le agradecía eso a James, porque independientemente de si el sentía las mismas cosas que ella, su amistad siempre había sido real y siempre lo sería.

― Y ahora James Potter quiere que llore. Es un verdadero sinvergüenza. ― ambos sonrieron mostrando sus dientes.

― Ni siquiera voy a hablar de tu sentido del humor hoy, entra. ― le abrió la puerta y ella pasó. No había entrado en muchas ocasiones a ese lugar, solo cuando realmente estaba desesperada o cuando la invitaban. No la intimidaba la idea de tal vez ver a sus amigos en pijama o haciendo quién sabe qué, pero era una regla que inconscientemente cumplía, si no había necesidad de ir, no iría. Pero si había ido las suficientes veces como para reconocer adonde le gustaba dormir a cada uno, y reconociendo la cama de James cerca de una de las ventanas, se sentó en ella con toda la comodidad posible. Los elfos habían ordenado apenas habían salido de allí en medio de la noche, ya que no creía que los merodeadores se hubiesen tomado el tiempo de arreglar sus sabanas ― ¡Cierra los ojos, quiero ver tu primera reacción!

𝚂𝙲𝙰𝚁𝚂 ― james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora