CAPÍTULO XXVI: CONFRONTACIONES (1)

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Trece años atrás.

Mei corría de un extremo a otro del vasto jardín trasero. Era inquieta y con una curiosidad realmente grande a su edad. La niña de cabellos castaños y ojos verdes, que siempre fue enfermiza desde que nació, la miro con algo de envidia desde su cómodo asiento (que era una rama del árbol vecino). Le hubiera encantado correr como ella, poder comer lo que le gustaba y no tener miedo cada noche preguntándose si al dormir nunca más despertaría. Suspiro y dejo caer su lápiz en el cuadernillo de dibujo. Tras ponderarse si debía o no hablarle a la niña decidió no hacerlo y bajar de su árbol para caminar de vuelta a casa, donde se suponía que debía estar.

-Y así es como debe hacerse el experimento. –dijo la pequeña Luka de cinco años mientras acercaba un poco de bicarbonato.

-Espera, espera. –dijo Yuzu con una mueca. –Es mucho y se escurrirá en la mesa.

-¿Ehhh? Vamos, si no hace mucha espumita no será divertido. –hizo un puchero.

Comenzaron a discutir sobre los pros y contra de pasarse del límite en el material del experimento. Tanto estaban gritado que no notaron como entraba Noa Kitajima al laboratorio y se sentaba en la esquina para abrir su cuaderno de dibujo y admirar el boceto que hizo de Mei Aihara.

-Está bien Luka, como quieras. –dijo Yuzu siendo sometida en el suelo por su agresora. –Solo suéltame por favor. –comenzó a llorar. –Basta, basta, por favor... duele.

-Yei, entonces vamos ya... ¡Noa! –dijo sorprendida y Yuzu se levantó rápidamente.

Al parecer no fueron escuchadas por Kitajima que seguía mirando su cuadernillo.

-Últimamente parece distraída, ¿no? –dijo Luka a Yuzu que se frotaba el hombro con una mueca.

-Mmm, ha de ser por su novia. –dijo de mala gana en lo que tomaba un poco de vinagre y se lo vertía al volcancillo.

-¿Novia?

-Sí. –sonrió. –Mei Aihara. Le gusta mucho la hija del señor Shô.

-¿De verdad? No sabía. –dijo emocionada por eso. –Espera, pero si es mayor que ella.

Yuzu se encogió de hombros y siguió vertiendo el vinagre hasta que se dio cuenta de que era más de lo requerido y lo comenzó a vaciar.

-Da igual la edad, cuando alguien te gusta simplemente te gusta y ya. –se sonrojo.

-¿Alguien te gusta, Yuzu? –pregunto sonrojada Luka.

-Sí. Me gustas tú, mi mamá, papá, Miyuki, el abuelo, el señor Shô, Noa, Hotaru, Matsuri, Yuma y Mei. –dijo concentrada en lo que hacía.

-Oh... pero no me refiero a gustar de agradar... sino a gustar románticamente. –Luka se mordió el labio.

Yuzu dejo de hacer lo que hacía y miro a Luka con la cara realmente roja y sonrió.

-Eso es un secreto que solo Noa y yo sabemos. –dijo sonriendo.


***

Cuando llegaron a la mansión eran las nueve y media. Mei bajo con gesto nervioso y jugo con sus manos.

-Gracias por hablar conmigo. –dijo finalmente Mei.

-Te lo debía. –sonrió. –Ambas... ambas debíamos hablar un poco de esto.

-Me gustaría que conversáramos un poco más en otra ocasión, Yuzu. –le dijo un tanto insegura. –De nosotros, sobre qué tipo de relación tenemos, es todo.

EN BUSCA DE LA LIBERTAD  (CITRUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora