>Tranquila Dani, ya estoy aquí, ya estoy aquí...
+Gracias hermano, gracias...
>Pero dime, ¿Qué te pasó?, ¿Te encuentras bien?, ¿Qué tienes?... (notablemente afligido y preocupado, tanto así que por primera vez en mucho tiempo, su cara reflejaba una emoción definida al cien por ciento)
+Derek, es, es que pensé que no vendrías, pensé que te habías arrepentido de pedir mi ayuda, o que la nota que te dejé te había disgustado o que, o que aquel mensaje no lo enviaste tu, si no que fue Carolina o Natalia haciendo una broma y que con la carta, con eso que escribí, solo haya provocado que me odiaras más, así que cuando dieron las dos en pun-
>Espera, (interrumpió súbitamente robándole la palabra a su hermana), ¿Cómo que te odiara más?. Yo nunca te odie, todo lo contrario, ¡tu eras la que me odiaba!...
+¡No!, yo nunca te odie, yo, yo solo no quería molestarte, por eso no te hablaba, por que parecías enojado, con todos, sobre todo conmigo.
>¿Cómo querías que te hablara si cada vez que lo intentaba me ignorabas?, ¡Tu eras la que me evitaba!, tu fuiste quien se deshizo de mí, tu me cambiaste, tu, tu me, tu me cambiaste por Arturo para ayudarte a estudiar, tu... ¡Tu fuiste quien se alejó de mi, quien me evitaba tanto en desayuno, comida y cena! tu eres la que me odia, y no se por qué, ¡no se por qué! pero no lo quiero... ¿por qué Dani?, ¡¿Por qué hiciste esto?!, si no querías molestarme, nunca hubieras hecho esto...
*Mientras Derek revelaba por primera vez lo que tanto le había pesado en los hombros durante varios varios días, su cara se mantenía totalmente firme, no tenía gesto alguno que no fuera de enojo o de preocupación, a excepción de sus ojos los cuales delataban directamente lo que en verdad quería decir así como lo que sentía pues, como si fuesen dos ventanas cristalinas y húmedas por el transparente rocío de la sinceridad del alma, se podía ver a través de ellos una tristeza insoportable, un alma seca y con ansias de respuestas pero sobre todo un profundo y enredado resentimiento. Sus brazos y manos temblaban como si tuviera frío, un frio intenso, no podía hacer nada, estaba conquistado por los nervios siendo empujados por la ola de sentimientos y emociones rezagadas y renegadas por semanas que le impedían si quiera mantener una respiración estable, todo su cuerpo le parecía incómodo, no hallaba una postura en la que pudiese permaneces más de cinco minutos sin que un brazo le picara o sintiera una pequeña basura en el ojo. Pocas veces había estado en de esa forma, una fue en su examen de selección de preparatoria y otra fue cunado su hermana enfermó gravemente, el día en que hizo la promesa más grande y única que ha hecho.
De un momento a otro sus ojos comenzaron a fallarle, la viste se le hizo borrosa, en la nariz un bloqueo comenzó a hacerse notar, sus manos comenzaron a secarse con la suave briza que corría por el lugar, sus nervios comenzaron a desvanecerse y los latidos de su corazón se normalizaron junto con su respiración, y todo esto gracias a que otro sonido invadido sus oídos y sus pensamientos, un sonido dulce, suave, tierno y lleno de arrepentimiento pero sobre todo, tranquilizante, era la voz de Daniela que por primera vez en mucho tiempo le dirigía la palabra por voluntad propia.*
+Perdón Derek, lo lamento... m-mucho
*Al no poder más con la culpa de saber de boca de su hermano que todo lo que hizo realmente no fue nada bueno sino todo lo contrario, rompió en llanto, esta vez, uno mucho más profundo y amargo, uno realmente doloroso, pero su hermano permaneció inmóvil, no se movió en lo absoluto, parecía una estatua, una estatua a la que le escurrían lágrimas por las mejillas y que en silencio sufría por no saber cómo actuar.*
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HERMANA ¡TU ERES MI PROPÓSITO! (EN PAUSA POR CORRECCIONES)
Teen FictionDerek, 18 años, un chico normal que no tiene un propósito en esta vida. Daniela, 20 años, una chica normal que no es el propósito de nadie en esta vida. Tres hermanos, uno mayor y dos menores mas dos padre que no saben si quiera controlarse a ellos...