Capítulo 15: Quebrado

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Advertencia: Les va a doler.

Sus pies moviéndose con gran rapidez por las calles del bario Hyūga, sintiendo como las ventiscas de aire golpeaban con fuerza su rostro. La estrella solar ascendiendo por el cielo azulado dejando entrever que sería un día bastante soleado.

Maldecía en su interior por su ingenuidad de las buenas obras de cada miembro del clan Hyūga. Se dejo llevar por esa mirada falsa de sinceridad y promesas vacías. Debía hacerlo sabido, que esas frases vagas a la principal razón por la que estaba ahí, eran para desconcertarlo.

La disolución de las ramas y del sello maldito se habían vuelto su prioridad en algún momento, la situación con mayor peso. Si ese cambio se daba, todo lo demás parecía mas sencillo. Así lo creyó, confiándose. Adicional a tal cuestión lógica, Hinata no le otorgó más detalles de la unión que su padre maquinaba. Simplemente le había comentado que Hiashi, sin ningún pronóstico le ordenó que dejara de ver al chico del zorro, por que era una mujer comprometida.

Ante eso Hinata palideció sin decir palabra alguna y sin darle tiempo de reaccionar, Hiashi dio media vuelta, dejándola con toda su tormenta mental.

Una advertencia sencilla.

Ningún otro dato a tal decisión del patriarca del clan Hyūga. Hasta esa mañana. Naruto comenzó a despotricar contra el, poniéndolo al tanto de lo que había sucedido. El Uzumaki se había presentado temprano a invitar a desayunar a la heredera del clan Hyūga. Unas sonrisas y un par de palabras cruzadas. Hinata con las mejillas coloradas fue llevada dentro de la mansión con un brusco tirón.

Hiashi salió fulminando con la mirada al portador del Kyubi. Ordenando que no volviera a mostrar su mediocre rostro por ahí, de nuevo, ya que su hija estaba por ser desposada. Y sin un segundo de vacilación, cerró el portón.

Sin poder crecerse tal sucesión de hechos, Naruto fue a desquitarse con el responsable de esto. Con él. Debido a que Neji prometió hacer lo posible, adicional a que el día anterior les había dado esperanzas. Ellos pensaron que todo estaría bien y que podrían olvidarse de tal tema. Neji mismo pensó que todo estaba resuelto o cuando mucho podría estar detenido mientras se arreglaba todo. Había sido tan inocente.

―Neji―Habló el Uzumaki confundido por la versión de los hechos del Hyūga― ¿Qué sucede entonces? No entiendo nada, Dattebayo.

―No lo sé. ― Soltó simple y conciso, luego de pensarlo unos segundos.

Una vez teniendo el portón de la mansión principal se adentraron en un salto limpio, sin permiso previo. A fin de cuentas, seguía siendo "su casa" además que no podía importarle una mierda. No ahora, no desde hace un tiempo. Sobre todo, en este momento donde debía actuar. Aunque ciertamente no entendía que esperaban que hiciera o que poder tendría el para evitar que la unión se llevara a cabo. A fin de cuentas, aún no era líder de la rama secundaria. Un vago pensamiento vino a su cabeza, si hubiera sabido que todo esto pasaría habría aceptado y después intentaría cambiar toda la infraestructura desde dentro. Torció la boca, los hubiera parecían no abandonarlo jamás.

Una vez dentro de la mansión, recorrieron los pasillos en busca de los protagonistas de tal conflicto. Llegaron a la habitación de Hinata y frenaron en seco al ver la escena que de desarrollaba ante sus ojos.

Hinata con el rostro descompuesto y afligido. Sus brazos temblando ligeramente mientras observaba a su padre enfrente suyo. Intentaba esconder el grado de nerviosismo de su organismo, pero los ojos inquisitivos de su padre no se perdían de ningún detalle. Hiashi la dedicaba una mirada que podía cortar cualquier material de la tierra, el gran peso de dominancia y desprecio. Buscaba quebrarla, como siempre lo hacía y como el mismo Neji lo había hecho con anterioridad.

Gazes to the soul [Nejiten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora