En muchas historias hemos leído o oído sobre el Verdadero Amor, o ese amor de Cuentos de Hada, algo que nos genera mucha ilusión y también expectativas...
Cuando llega el Primer Amor a nuestras vidas, muchas veces soñamos con que sea el último, y que sea con este amor el que vivamos nuestra propia historia romántica, y que todo acabe en un: Y vivieron FELICES por SIEMPRE; pero que pasa cuando ese sueño se convierte en pesadilla, si aquel amor que tanto anhelamos no es lo que imaginamos o peor aún, somos nosotros quienes nos aferramos a no querer aceptar la cruel y triste realidad...
《No debemos engañarnos eternamente》
.
.
.
.
..
.
.
.A estas horas de la tarde, se podía contemplar los hermosos colores que iluminaban el cielo despejado de aquel atardecer; aquella mágica vista solo era posible verse desde las afueras de la ciudad, dónde había una zona residencial, muy conocida por ser hogar de las familias más influyentes, donde solo los ricos y famosos podían tener el poder adquisitivo (dinero suficiente) para poder vivir allí.
En aquel lugar un pequeño pero moderno vehículo de color blanco transitaba por una de sus calles; estacionadose frente a una hermosa pero gran casa de estilo Europeo.
De esté auto bajo un hombre de cabellos lacio color castaño y con no más de 1.70 centímetros de estatura, que aunque ya tenía 25 años, su apariencia tierna e ingenua aún era similar al de un adolescente y aunque el clima era cálido el vestida con prendas que le cubrían casi todo su delicado cuerpo, dejando solo a la vista sus manos y rostro.
— Señor Sebastián, Que bueno que halla vuelto con bien — saludo de forma muy respetuosa el mayordomo que salió del interior de aquella casa, para recibirlo.
— Sí, por fortuna no hubo mucho tráfico y pude volver con tranquilidad — Mencionó con amabilidad mientras le entregaba su chaqueta y unas bolsas que traía consigo.
Cuando Sebastián pretendía dirigirse hacia su habitación, una perturbadora duda cruzó por su mente, así que decidió despejarla...
— ¿El ha vuelto? —
— Sí, señor; llego hace un par de horas — El mayordomo tardó en responder — Al parecer hubo algunas complicaciones con su vuelvo de anoche; ahora debe de estar descansando —
Al recibir la respuesta que quería, Sebastián se dirigió hacia el segundo piso de la casa. Aunque en ese momento no lo reflejaba, se sentía contento de saber que su Esposo, al cuál amaba, al fin estaba en casa, hacía más de 1 semana que no lo veía.
Llego hasta la puerta de lo que era el estudio, lugar donde EL suele siempre estar; con algo de temor alzo su pequeña mano y empezó a dar suaves golpes en la puerta.
— ¿Nick, puedo entrar? —
Pero no hubo respuesta.
Volvió a insistir, pero nuevamente no obtuvo señal alguna.
Sebastián dudando un poco, abrió ligeramente la puerta del estudio, entre la entrante penumbra que había, pudo distinguir la cabellera negra de su esposo, el cuál estaba recostado en un gran sillón. Sin hacer ruido, ingreso al notar que las ventanas estaban abiertas, dando pase al frío viento, así que decidió cerrarlas — Si tan solo tú te preocuparas de igual manera por mi — pensó.
Notó que había algunos documentos regados por el suelo, así que los recogió y los puso sobre el gran escritorio, al hacerlo, vio sobre esté un cuadro de cristal con una foto, la cuál cogió.
En aquella foto habían dos adolescentes, sentados frente a una chimenea, ambos se sonreían mutuamente, de una forma muy especial, con brillo en sus miradas.
Al ver dicha imagen Sebastián sonrió amargamente, al reconocer a quienes aparecían en la fotografía; Uno era su esposo Nick Stone, con el cual llevaba casado ya casi 4 años, y el otro era la única persona a la cuál su esposo en realidad siempre ha amado; sin desearlo una lágrima resbaló por su mejilla.
— ¿Que haces aquí?¿Quien te dejo entrar? — Una voz gruesa y fría, lleno toda la habitación, regresando al castaño de sus pensamientos.
Al percatarse de que Nick se había despertado, Sebastián algo nervioso trató rápidamente de regresar la fotografía a su lugar, pero en su torpeza, aquel cuadro se le resbaló de sus manos y cayó al suelo, haciendo un gran ruido.
— ¡¿QUE HAS HECHO SEBASTIÁN?! —
— Yo... lo siento; no... no deseaba que esto pasará — aquel castaño trato de disculparse mientras se agachaba rápidamente para recoger la fotografía y los fragmentos de vidrio roto.
Rápidamente Nick se acercó hasta donde el estaba, y dándole un empujón a Sebastián le quitó la foto de sus manos; al ver que está se encontraba en perfecto estado, se sintió más aliviado.
El castaño había impactado contra la pared cercana, sintiendo un ligero dolor en la espalda; pero ese dolor no fue nada comparado al que sintió al ver como su Esposo veía con añoro aquella fotografía, fue algo irónico pero sintió envidia.
Nick miró a Sebastián fijamente, en su mirada se podía notar la rabia que sentía, al ver que su esposo se acercaba a él trató de volverse a disculpar, pero antes de que pudiera decir palabra alguna, el fuerte ruido de una bofetada lleno todo el estudio.
El rostro de Sebastián había sido fuertemente abofeteado, se sorprendió por un momento, pero cuando reaccionó, giró lentamente solo para encontrarse con la mirada de ira que tenía su esposo.
Nick lo cogió del cuello y dejándose llevar por la rabia que sentía empezó a gritarle a Sebastián...
— ¡¿CON QUE DERECHO ENTRAS AQUÍ?, ¿QUIEN TE HA DICHO QUE PUEDES TOCAR MIS COSAS?, ¿TANTO LO ODIAS?, Escuchame bien Sebastián, así rompas todas las fotografías que hay en esta casa de EL, jamás conseguirás que lo olvide... ¡¡ME ESCUCHASTE!! ¡¡JAMÁS!!... yo nunca te amaré —
Nick veía fijamente a los ojos de su esposo, y su mirada le parecía la más hipócritas que pudieran existir. El hombre al que realmente amaba desapareció repentinamente, sin dejar rastro alguno, hace 4 años. A causa de eso Nick usaba Vino o Whisky casi todos los días para enmascarar su dolor; pero aún no sabía que había usado Sebastián para convencer a su madre de obligarlo a casarse con el. Pero estaba seguro que el también tenia culpa en que su Amado se halla ido.
Sebastián empezó a temblar de miedo, al ver la reacción agresiva de Nick; no era nada nuevo para el castaño sentirse intimidado por la mirada penetrante y fría de aquel gran hombre que media al rededor de 1.85 centímetros; era lógico que su esposo tuviese más fuerza que el.
— Sólo eres un estorbo — Nick soltó bruscamente a Sebastián, haciendo que callera al suelo — Si no fuera porque mi madre me obliga a regresar, tu crees que yo estaría aquí; no soporto ver tu cara de hipócrita todos los días.
— Yo... — El castaño trato de hablar — Sólo deseaba verte, saber como estabas; hace una semana que te fuiste por un viaje de negocios... yo te extrañaba — Se podía notar su mirada triste.
Nick no soportaba más la presencia de su esposo, así que lo levantó con brusquedad del suelo y lo empujó fuera del estudio — ¡Fuera de aquí, No deseó verte más! — Seguido de eso solo se escucho el fuerte ruido del azote de la puerta al cerrar.
Sebastián miró con tristeza la puerta ya cerrada, y empezó a caminar lentamente hacia su habitación, sintiendo un profundo dolor en su corazón, mientras de sus manos cortadas por el vidrio se deslizaban pequeñas gotas de sangre, las cuales se confundían en el color rojo de el piso de aquella gran casa.
ESTÁS LEYENDO
Mientes Tan Bien (Yaoi //BL)
Teen FictionSebastián y Nick fueron obligados a casarse. Por lo cuál Nick se ha encargado que desde el primer día la vida de Sebastián fuese miserable, ya que lo culpa de ser el causante de que su primer y verdadero amor halla desaparecido. Pero... ¿En realida...