【Capítulo 1】

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Minhee se encontraba haciendo compras con su mamá.

Era noche buena, pero como solos eran ellos dos decidieron salir a andar por el centro de la cuidad.

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-Mamá, yo también quiero ir a la cena familiar -decía un castaño mientras miraba a su mamá.

-No Hyeongjun, tenemos que trabajar, ya mañana descansaremos, ¿si bonito? -respondió la mayor dejando una suave caricia en el rostro de su pequeño hijo.

Por más cruel que suene, prefería que su hijo este con el.
Prefería mil veces llevarlo con ella antes de dejarlo con la odiosa familia de su difunto esposo, quienes eran sumamente crueles y no querían al castaño.

-Pero mami, yo quería ir... -hizo un puchero.

-Junnie, que tal si hoy trabajamos y mañana te compro unos bonitos jueguetes, o que tal si te compro ropa muy bonita para que vayas bien vestido a la casa de los hermanos de tu papá.

-Si, solo si me dejas escoger -suplicó.

-Okey.

El castañito sonrió haciendo que por inercia su mamá también sonriera.

Le encantaba la idea de estar con sus tías, tíos, primas y primos, pero no le gustaban lo que decían de el.

"Eres niña o niño"

"Hyeongjun, se más hombre y deja esas muñecas"

"Tan difícil es ser más hombre"

"Eres un niño y comportate como tal"

"¿Tu mamá no tiene dinero para comprarte ropa?, será mejor que no vuelvas aquí, estás todo mugriento"

Y más comentarios.

Después de todo solamente seguirían vendiendo vino hasta el amanecer.

Era estar con su mamá, su única familia que si lo quería.

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-Mamita bonita, que te cuesta comprarle ese carrito a tu hijo hermoso -habló el pequeño azabache, mientras apuntaba un carro.

-Minhee, tienes tres de esos, en colores rojo, azul y verde -su mamá volteo a mirarlo-, deberías entender que no todo es fácil de conseguir, no ves a ese niño -apunto a un castaño quien miraba atentamente como otros niños jugaban con autos y robots.

-¿Y que hay con eso? -la miró retóricamente.

-Minhee, más bien que tal si le compramos ese juguete a ese tierno niño, se lo regalaremos, además parece más chiquito que tú, tienes 8 años, es momento de dejar de ser tan egoísta -habló mientras miraba la reacción de su hijo.

Minhee lo miraba y por su mente cruzaron tantos pensamientos "Esta tan chiquito que parece masita, además de que sus mejillas perecen tan lindas y suaves"

-¿Hey Minhee sigues ahí? -preguntó la pelinegra mientras veía que su hijo no le quitaba la vista al castaño.

-Mami, y si le damos todos mis juguetes.

-¡¿Minhee estás bien?! -preguntó asustada, mientras le tocaba la frente de su hijo.

Le sorprendía que de pronto su hijo actúe de esa manera, el jamás quiso compartir algo, pero de pronto quiere darle todo a ese castañito, era muy raro.

-Que tal mejor, le compramos algunos juguetes y tú se los das -habló un poco más calmada.

-Pero yo los escogeré para él -sonrió, corriendo hacia la tienda más cercana.

Minhee empezó a escoger un montón de juguetes para el castaño, no sabía que le podría gustar, pero pensó en todo y escogió lo que tal vez sería del agrado del chico.

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Hyeongjun estaba sentado, su mamá le dijo que se sentará afuera, para que tomé aire y no se sienta sofocado.

Estuvo mirando a su alrededor, vió a unos niños jugando con robots bonitos, muy lindos, pero tal vez su mamá no aceptaría comprarle uno igual.

De un momento a otro poso su mirada en un bonito auto color rojo.

El color rojo era de sus favoritos sin duda.

Pero pediría el auto a su mamá cuando termine de trabajar, solo temía que cuando eso pasara, el carro ya no esté ahí.

Solamente juntó sus piernas y rogaba con todo su corazón que no lo compraran.

Levanto la vista y aquel auto ya no estaba, su corazoncito se partió en miles de pedacitos.

Soltó un suspiro mientras sentía que sus ojos se humedecían.

-¿Paso algo, pequeño? -preguntó una señora sentándose a su lado.

-En realidad, solo lloraba por qué quería algo, pero eso ya no está -dijo mientras escondía su cabeza entre sus piernas.

A Hyeongjun eso le pareció raro se levantó y decidió ir con su mamá, en ese instante la desconocida tomó su mano sin querer soltarlo.

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Minhee escogió un auto rojo, buscaba al castaño con la mirada, pero no lograba encontrarlo.

A lo lejos lo vió, pero estaba con una señora a la cual él no había visto, creyó que su mamá sería la señora que vendía vino.

Pero tal vez era la que en estos momentos lo tomaba de la mano.

Se dió cuenta de los ojos llorosos del castaño.

-Mamá, mira -gritó, mientras apuntaba al castaño siendo forcejeando por la mujer que traía una casaca negra de cuero.

La señora Kang no espero y se dirigió al lugar.

-Suelta a mi hijo -tenía que actuar.

La otra chica la miró dudando.

-Hermanito -gritó Minhee acercándose al castaño-, creí que estabas perdido -dijo mientras le aplastaba las mejillas.

Uno de sus sueños cumplidos, que ese mismo se había propuesto y logró cumplirlo.

La otra mujer solo soltó al castaño y salió corriendo, esperando que nadie más la haya visto.

-¿Estas bien? -preguntó la señora Kang mientras movía del hombro al castaño, quien solo se aferró a Minhee.

-Creo que está asustado -habló Minhee, mientras acariciaba la cabeza del pequeño.

-Lo mejor será que lo llevemos con su mamá.

Coincidence or fate? (Minisong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora