En una celda oscura, con piso decente, una nada cómoda, cama pegada a la pared, yacía el joven Markian, quien solo miraba el techo, esperando.
—Sal de mi cabeza —dijo con algo de molestia mientras cerraba los ojos —Ya les dije todo lo que sé.
—Perdóname —esa calmada voz masculina de escuchó en todo el lugar, haciendo que Markian decidiera sentarse y observar la entrada de su celda para poder ver al hombre recargado en la puerta.
Se trataba de Klaus Garner, el único telepata de la comunidad, muchos pensaban que él mismo se había deshecho de los demás telepatas por error, pues, su poder era tan grande que era capaz de destruir la mente de una persona con solo chasquear los dedos.
—La canción de tus recuerdos es... Interesante. El sonido del violín se grabó en tu mente tanto que parece como si alguien como yo la hubiera introducido ahí para que nunca la olvidarás. Además, creo que es adictiva.—Si quieres escucharla de nuevo, pídeselo a ella, deja mi mente en paz —dijo aún algo molesto.
—Lo lamento —dijo Klaus.
—Bien, Markian, ya es hora, tus padres llegaron —una rara mujer uniformada llegó, hizo a Klaus a un lado y abrió la puerta —Ya puedes irte.
—Ah, no gracias, prefiero la celda —dijo Markian con una sonrisa nerviosa en su rostro, haciendo rodar los ojos de la chica, quien solo dejó la celda abierta y se fue.
—Oye, prométenos que si te enteras de quien es la chica nos lo dirás —le ordeno Klaus.
—Lo prometo —dijo tratando de no pensar tanto.
—Y no más problemas, no nos obligues a hacerte daño —le dijo.
—Comprendo.
—¡Markian! —el grito furioso de su madre lo hizo ponerse de pie.
—Suerte —dijo Klaus antes de retirarse también y dejar entrar a dos adultos que estaban vestidos de la manera menos llamativa posible, al menos en comparación de la ropa de Klaus y de la guardia, ellos parecían simples civiles, esas personas que fácil podrían pasar por extras en una película.
—Markian —lo llamó la mujer de cabello rubio, estaba furiosa, tanto que comenzó a hablarle en español, resaltando ese extraño acento —Salid de esa celda ahora mismo —ordenó asustando un poco Markian, quien obedeció lentamente —No puedo creer las estupideces que habéis hecho —la enfadada mujer tomó a su hijo de los hombros y se retiró sin decir nada, dejando a su esposo con el papeleo.
La mujer llevó a Markian hasta el auto que yacía afuera de la extraña comisaría y le abrió la puerta trasera para que entrara. El joven, algo avergonzado lo hizo y vio cómo su madre azotaba la puerta sin consideración y se metía en el asiento del conductor, esperando que su esposo saliera del lugar.
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Symphonix: El violín de Ethel
FantasyEthel Dúges, una joven de 16 años, residente de Lille Francia, encuentra un violín mágico, que la obliga a convertirse en Symphonix, defensora de los débiles y protectora del violín. Ella junto a Tremblemet, el superhéroe oficial de La Ciudad, deber...