único

202 20 11
                                    


Éramos dos adolescentes que apenas cursaban su primer grado de la facultad, no nos conocíamos pero aún así llamabas la atención con esa risa peculiar y esa amabilidad con la que ayudabas a la gente.

Tanta gente a tu alrededor. Tan hablador

De cierta forma te observaba y admiraba ya que eras tú, sin nada que temer, siempre brillando por todo.

Mientras yo estaba atado a alguien que me protegía y amaba pero sabía se iría tarde o temprano.

No sabía hablar con nadie sin que el me aconsejará.
No sabía reír sin creer que hacía mucho ruido hasta que el reía conmigo.
No creía en mi hasta que el partió y me quedé solo.

¿Qué haces cuando la única persona que conoces de años, la cuál amas, muere de una forma dolorosa y cruel?

No sabía que hacer, era mi culpa, ellos me lo decían, todo lo que le pasó fue mi culpa.

Nunca debí haberlo citado, nunca me debí enojar por esa tontería y dejarlo solo tirado en la intemperie.

Me encerré y no volví a hablar con nadie durante un largo tiempo. El era mi hogar, pero ahora ese hogar se había quedado en cenizas, las flores que se habían dado poco a poco se estaban marchitando.

La casa poco a poco se construía, solo que esta era frágil con un solo viento se derrumbaba. Y eso mismo fue lo que paso. Se derrumbó conmigo dentro.

Pasaron semanas hasta que un día tocaste la puerta, hablaste conmigo e incluso una carta a tu nombre me llego, como si fuéramos amigos y eso me asusto.

No sabía que hacer ni que decir ya que el era todo para mí y yo estando a su alrededor era yo mismo.

¿Qué hacer cuando estás solo en un mundo donde todo te da miedo?

Hablaste y yo solo estuve como espectador, observándote, era un misterio, dime, ¿por qué no te ibas con tus amigos?, ¿acaso te daba lástima?, ¿acaso venías a confirmar tales rumores?

No podía soportar miradas.

Ibas y venías, te sentabas como si fuera tuyo ese lugar, gritabas, llorabas, me invitabas a lugares que yo odiaba y reías sin parar.

Te adentrabas a mi como si fueses un parásito, uno al cuál estaba odiando pero a la vez tomando un cariño.

Te confronte y lo único que hiciste fue simplemente decirme que me admirabas aunque nunca nos hubiéramos hablado, ¿qué irónico, no?, antes yo te admiraba y ahora eres tu.

Lo demás es historia.

La verdadera razón del porque te acercaste aún era un misterio para mí, pero nunca pregunte por temor a que te fueras. Otra partida sería fatal.

Podría sonar cliché pero sentimientos empezaron a crecer dentro de mi, sentimientos que no creí volver a sentir. Pero por miedo tuve que reprimirlos.

Nos encontramos con mucha gente que nos amo, con la que fuimos nosotros sin miedo alguno. Dónde las apariencias no lo eran todo. Dónde el ser feliz era motivo de celebración y sonrisas.

Al crecer dudabas de quién eras, esa persona de la cuál me enamoré se estaba destrozando, pero aún así siempre estuve contigo, amándote.

Era doloroso verte en brazos de otras personas.
Era doloroso ver cómo llorabas por esas personas.

Te ayude lo más que pude y así fuiste poco a poco descubriendo lo que te hacía mejor o en tus palabras lo que te faltaba.

Y yo estaba ahí viéndote con lágrimas en los ojos, como te ibas desarrollando de ese pequeño niñl que me sacó risas a esa hombre que me sacaba suspiros sin cuenta alguna.

Te preocupabas por mi de una forma muy íntima hasta que te diste cuenta de que por fin había dejado de ser esa niñato que se asustaba por todo necesitando a alguien.

Al parecer me descuide y lo notaste, no sabes el miedo que me dio cuando me preguntaste, creí haberlo ocultado bien.

Lo evite y trate de que mis sentimientos hacia ti murieran, de alguna forma lo logré. Pasamos mucho tiempo juntos hasta que un día encontraste a alguien más.

Eras feliz, hablabas acerca de como tendrías una familia con el, los nombres, apoyándolos en todo lo que les hiciera falta, dándoles consejos, en como tendrían al tío más increíble del mundo y las historias más increíbles de todo el universo.

Te casaste con ese hombre de tus sueños y no sabes la alegría que tuve al saber que alguien más te cuidaría y te haría sentir la persona más valiosa.

Podría irme sin preocupación alguna.
Podría olvidarte

Era lo mejor pero aún así siempre estaba para ti y lo sabías ya que cada que tenías oportunidad me hablabas acerca de todo, haciéndome sentir con un sentimiento amargo.

Pasaron meses y por fin te olvide.

Encontré a alguien más, cuando te conté esperaba algún tipo de celos o molestia pero nunca vi nada de eso, olvidaba que eras esa persona gentil y amorosa que se alegraba por cosas de los demás.

Esperaba reencontrarnos y ser ese par que éramos antes. Reírnos e ir de vacaciones a esa playa y comer esa hamburguesa que más nos gustaba

Que iluso.

Y ahora heme aquí, llorándote.
Siendo la misma niño que cuando el se fue.

Tus padres y tú esposo me dijeron que fue una sobredosis, que desde hace tiempo estabas mal pero lo ocultabas con esa sonrisa que siempre te caracterizaba.

Roier, amor mío.

Me di cuenta de que estábamos cerca pero tan lejos a la vez. Y eso jodidamente me dolió.

Me dieron la carta, esa carta que hizo recordarme cuando nos conocimos.

¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no me dijiste que sufrías? ¿Por qué?

Nada de esto me responderá ya que yo estoy aquí y tú estás veinte metros bajo tierra.

Lloró porque no tuve la oportunidad de conocerte realmente.
Lloró porque nunca te pude decir cuanto te amaba.
Lloró porque se que nada de esto hubiera pasado si no te hubieras acercado a hablarme en ese entonces.

Otra vez fue mi culpa.

paiguen | spiderbearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora