Acércate cariño, ni que te fuera a comer.

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Capitulo 3:






- ¿Ahora mismo? -

El jefe Lan retrocedió apenas un centímetro de su asiento para mirar bien la hora en el reloj pegado en la pared, eran apenas las dos de la tarde.

Si los trabajadores salían antes de sus horas establecidas, tenían que pagar automáticamente una infracción por incumplimiento, y tendrían que restaurar sus horas, laborando incluso los fines de semana.

Jiang Cheng sonrió internamente al verle poner mala cara a Lan Qiren.

Estaba disfrutándolo, por una parte, pero por la otra, estaba tratando de no descontrolarse contra Wei Wuxian por la inconcebible petición, Jiang Cheng observó con autosuficiencia como el jefe Lan miraba la hora y luego miraba los documentos sobre el escritorio, solo le faltaban tres horas para su salida.

Si se retiraba antes del tiempo establecido, era un milagro de la vida, y si lo hacía por órdenes directas del jefe Lan.

Eso ya era más que un milagro, la ganancia de verle sufrir por sus adentros era simplemente algo, inimaginablemente tan disfrutable de ver para cualquier sometido trabajador bajo su mando.

- Entre más rápido comience, mucho que mejor. -

La sonrisa incrédula que mantenía Jiang Cheng se fue desvaneciendo lentamente, Wei Wuxian dio dos aplausos secos con gracia, antes de reincorporarse por completo del sofá de terciopelo y jalar del brazo a un Jiang Cheng perplejo.

Su vitalidad le había sido exprimida por este jefe desde el primer día en que fue contratado, pero al parecer, ahora la fuente de absorción había cambiado y su nuevo dueño podía absorber más rápido que un bebé succionando de su biberón.

Mientras trataba de mantener su cordura y transcurría todo el camino bajando por las escaleras de emergencia, por la misma razón que obligaba a Wei Wuxian a esconder su carro deportivo en el estacionamiento únicamente designados para los altos mandos de la corporación, y como al mismo tiempo hacia caso omiso a los pedidos aniñados de Wei Wuxian.

No podía dejar de pensar sobre la cámara de seguridad que los había captado en el pasillo anteriormente.

Con algo de suerte la podría conseguir en el momento en que Wei Wuxian se descuidara, en cuanto obtuviese la oportunidad. Volaría hasta el cuarto de seguridad para pedirle al encargado una copia de esa grabación, y, ampliar la imagen, mejorar el sonido y finalmente, acabaría por terminar su trabajo a medias.

Jiang Cheng ya lo sentía, incluso ya lo podía ver frente a sus ojos.

Trending, primera plana, artículos en las redes sociales, etiquetas, comentarios, el vídeo rodando en cada hueco de internet, liberándose de una vez por todas de este martirio.

Conseguir una intervención en el tratado de acuerdo, y de esa sola forma, llevar el problema a los tribunales, ganar el caso bajo sus propios méritos, y llevarse a casa una buena indemnización por daños psicológicos.

Jiang Cheng pensaba en ello mientras Wei Wuxian lo guiaba hacía su carro deportivo aparcado en las profundidades del estacionamiento y activaba el sistema de seguridad a todas las puertas al momento de prender el motor, al entrar se colocó los tres cinturones disponibles que encontró, Wei Wuxian se quitó su gabardina posándola en el asintiendo del acompañante y le miró por el retrovisor cuando ya habían salido del edificio, durante todo el trayecto desde Huangpu hasta la crema innata de la zona rosada, Wei Wuxian no dejó de soltar suspiros, otro suspiro ruidoso era vaciado al segundo en que ya estaban dejando a atrás los altos edificios de la parte central

El escándalo de la celebridad A y el abogado B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora