I Plenitud

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Me encontraba en las calles de ámsterdam, un lugar poco cálido y a veces muy sombrío, a lo largo de mis años aquí, he visitado muchos lugares y he tenido una vida diferente en cada uno de ellos, pero mi vida en ámsterdam siempre había sido mi predilecta

Vivía en plenitud, tenia todo lo que quería, dinero, conocidos, y también enemigos, aunque los quería.
"Si eres amigo de todos, no eres amigo de nadie" .
Más allá de eso, mi vida acompañada de los humanos era aburrida, muchos me tenían miedo y otros respetos, y no por mi pasado si no por mi presente, pasaré a explicar lo que ha estado sucediendo...

Antes de ser expulsada del olimpo hades explotó, e intentó proteger a sus tan amados hijos, claro que no pudo ya que tenía a todos los dioses en su contra, o eso pensaba el. Se decidió que yo no volvería como humana, si no que conservaría la mitad de mis poderes, pero nunca podría volver al olimpo, ni al campamento, y si por algún motivo mi estadía en la tierra generaba conflictos con el olimpo, sería asesinada. En cuanto a Nicholas, a él le permitieron seguir en el campamento, pero con la mitad de sus poderes, él había rogado que ese sea su castigo antes de que fuera que nos borraran la memoria, para esos momentos mi mente se encontraba tan dispersa que era capaz de aceptar cualquier cosa impuesta.
Al llegar a la tierra sentí mi debilitamiento, tenía mis poderes pero no los que me hacían totalmente poderosa, no me sentía digna y el fuego que emanaba de mi mano no me era suficiente, aunque en la tierra no me era útil usarlos ya que como sabía, no debía generar disturbios.
Al llegar a la tierra y caminar unas calles me guié donde hades me había dicho que vaya
"Ve a ámsterdam, allí te dejarán, camina 3 cuadras a la derecha de donde aterrices y busca un bolso negro, estará ahí"
dicho y hecho, eso hice, al encontrarlo y abrirlo encontré dinero como para vivir 5 años con muchísimos lujos, pero en vez de eso decidí dedicarme a generar negocios que me harían ganar el triple, conocía como se manejaban aquí y en todo el mundo, y sabía que me estaba metiendo en un mundo nuevo, pero en lo absoluto, no me movía un pelo.
Empecé a generar contactos y así conseguir mercancía, y por mercancía me refería a droga, primero en pequeñas cantidades para que corra la voz y después ya me encontraba comprando kilos y kilos, la mercancía volaba y mi nombre corría por todas las calles, así conocí a mi socio Migari frenson, era mi más cercano socio que pronto se convirtió en mi mano derecha, si bien no era una persona sociable él sabía entender mi personalidad y por lo tanto, no me generaba molestias, de hecho, fue de mucha ayuda a la hora de generar negocios.
A parte de él comencé a hacer muchos socios en ámsterdam, también enemigos, no les parecía correcto que una mujer esté al mando de un mundo como las drogas, pero sabían que no podían hacer nada, o al manos sabían las consecuencias que tendrían si eso pasaba.
Mi nombre empezó a circular y cuando eso sucedió puse un grito en el cielo, todo dios pudo ver mi odio hacia cualquier persona que se atreviera a llamarme por mi nombre, nadie tenía el suficientemente poder para hacerlo, por ello debieron crear un apodo, y así todos terminaron llamándome Mamba escarlata, Mamba era una serpiente conocida como la mamba negra, la más venenosa de todas, pero al tener mi pelo rojo escarlata decidieron cambiar el color, y a mi no me generó molestias debido a que aceptaba apodos, menos mi nombre.

A lo largo de los años he conseguido el respeto de todo dios, y también falsedad, cruzarme con socios a la hora de ir a clubs y ver la falsedad que desprendía sus ojos a la hora de verme, y las ansias que tenían de matarme era inevitable, sabía que les había sacado la mitad de las ganancias, pero también sabía el temor que me tenían.
Se rumoreaba que al último que me llamo por mi nombre le quemé la mitad de la mano, también que un deudor rebelde perdió a su madre, o que un topo de mi organización se quemó totalmente vivo y falleció en el acto y todo eso era
Verdad.
Muchos pensaban que era mitómana, otros que disfrutaba el sufrimiento que generaba el fuego, y aunque me gustaría decir que no es así, en parte lo era, mis poderes eran lo único que me mantenían en lo alto, los amaba y los anhelaba por completo, aunque solo tuviera una mitad.
En fin yo no andaba con rodeos, en mi mansión solo circulaban mis socios y guardaespaldas de alta
confianza, aunque nunca fue tan así ya que tengo contratado matones para cada una de sus familias, una traición, una pérdida.
"ojo por ojo, diente por diente"
Hacia lo que quería, bebía hasta desmayarme, me drogaba hasta prender fuego toda mi habitación y otras veces permanecía sobria sin dormir por días por el trabajo, mi vida era un descontrol pero eso no evitaba tampoco mi propia diversión, hombres me venían a ver cada noche, cada uno elegido por mi, los llevaba a mi habitación de huéspedes y esperaba que me complazcan, el sexo siempre era desenfranado pero nunca saciaba, pero era de ayuda.
Muchas veces lo hacía totalmente drogada o borracha y eso provocaba que el único nombre que saliera de mi boca sea el de El..
Sabía que no era conveniente en mi vida seguir pensando en el, pero se me era inevitable, me parecía absurdo sufrir por un viejo amor, pero sabía que era el único amor que tendría en toda mi vida, y debía aferrarme a él, para recordar mi esencia en esas épocas, donde conocí lo que era amar y perderlo todo. Pensé muchas veces en romper todas las reglas y volver, ir a buscarlo y luchar por el, pero a duras penas lo descartaba, quizás eso me hacía Idiota, o también muy inteligente. Lo único que sabía era que Nicholas estaría siempre presente en mi vida, y maldecía por eso.

La hija de hades IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora