Capítulo 11 - Leona

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Tomo mi camioneta y me dirijo a mi departamento, doy una ducha rápida, coloco un jean negro, camisa de jeans que tengo rato sin usar, tenis blanco y un reloj plateado. Tomo el celular, billetera y vuelvo a salir del departamentalmente en la camioneta.

Cuando he llegado a donde me dijo Eli, timbro para decirle que estoy afuera, pero no responde así que vuelvo a timbrar y es cuando agarra el celular diciendo que sale enseguida.

Eli llega y nos encaminamos a la casa de Isa.

Estoy preocupado por mi muchachita, pero sé que si le pregunto a Eli no me dirá la verdad, por lo que en el camino solo tocamos temas triviales y unos minutos después llegamos a casa de Isa. Hago sonar la bocina de la camioneta y como si estuviera codificada, automáticamente Eli se pasa para la silla de atrás.

La puerta de la casa se abre y sale una muy sexy Alexa que parece que fuera modelo más que una médico. Unos minutos después aparece mi muchachita con sus ojitos apagados, se monta en el asiento del copiloto, mira a las chicas y les da una pequeña sonrisa, luego a mí.

Sin dar más tiempo, pongo el auto en marcha.

Sé que nadie será capaz de preguntarle directamente.

Si algo tenemos claro, es que cuando se siente presionada explota y creo que hoy nadie quiera tal cosa, pero es ella quien rompe el silencio queriendo saber a dónde vamos; Elisa le da una respuesta que no es de su agrado y me toca intervenir al ver como voltea los ojos dejándole claro que nadie la presionará, sino que hable cuando esté lista.

Sigo conduciendo porque no sé quién les dijo a estas tres mujeres que sería su conductor elegido de por vida; pero después de tenerlas siempre en mi vida, no están alto el precio que tengo que pagar.

Estoy en mis pensamientos y recordando mi estúpida semana cuando el grito de la más loca de todas me saca de ellos de golpe haciendo que Isabel le aumente a la música; todos reímos.

Las veo cantar a todo pulmón haciendo que Isa ría como loca y doy gracias por eso, veo una licorera, pero me toca parar un poco adelante, me bajó sin decir nada y llego a la licorera; compro 4 cervezas y vuelvo a la camioneta, se las entregó y ellas repiten la canción.

Siguen moviéndose como locas y riendo; seguimos dando vueltas por la ciudad, después de un rato decido llevarlas a bailar. Al estacionar Eli y Ale bajan casi corriendo como niñas pequeñas dejándome solo con Isa. Y por fin puedo darle un abrazo.

Nuestra tarde y noche se va entre una cosa y otra, eso sí, con mucho alcohol de por medio.

¡Por Dios!

Mis chicas están que necesitan un exorcista

Veo dudosa a Elisa acerca de su relación

Alexa la veo como emocionada con no sé quién

Mi Isa recibió toda una declaración

Esto es más de lo que puedo lidiar en un fin de semana y sin decir del drama que casi forma Damián porque llevé cargada a Eli hasta su departamento; lo bueno es que estaba Alexa sino se hubiese formado una pelea por los estúpidos celos de Damián hacia Eli.

Después de una semana tan asquerosa como la que viví, lo único bueno fue conocer a una chiquilla que creo que ya se está volviendo parte del círculo de las chicas que cuido y por las cuales podría matar o hasta dar mi propia vida si es necesario.

Lunes, diez de la mañana y apenas estoy llegando a mi oficina. Gracias a Dios no tengo reunión así que decido revisar unos papeles cuando mi teléfono suena.

—Paola, sabes que no estoy para nadie hasta después de las dos —respondo.

—Lo siento Dilan —dice Pao del otro lado de la línea—, es que hay una chica aquí que me dice ser tu nueva hermana, se llama Valentina Sommer y pide verte.

Frenesí en la Perla IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora